Más allá de los pases de modelos de italianos escrupulosamente atrezzados por sus espectaculares playas y de ser refugio para las celebrities que huyen de los paparazzi de su vecina Ibiza, la pequeña Formentera es sin lugar a dudas el último paraíso mediterráneo. Sus escasos 82 km2 pueden presumir de algunas de las mejores playas del mundo y de haberse librado de las despiadadas urbanizaciones costeras.

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Otro punto a su favor es su pequeño puerto, justo para albergar a pequeñas embarcaciones, por lo que aquí tampoco los cruceros desaprensivos tienen cabida, unido al hecho de no tener aeropuerto, algo que mantiene alejados a los intereses de los tour operadores.

Está claro que poco o nada queda de aquellos hippies alternativos que en las décadas de los 60 y 70 preferían perderse en una isla por aquel entonces desierta que hacerlo en la ya poblada Ibiza. Ellos fueron los pioneros del turismo sostenible, alquilando casas viejas, habitaciones e incluso establos de los vecinos locales que miraban con incredulidad a esos extraños visitantes. Hoy, aunque la exclusividad hace que Formentera sea especialmente cara, existe también una isla desconocida para Robert De Niro o Leonardo Di Caprio, mucho más amable, cercana y asequible, que te permite disfrutar de unas vacaciones libres de contaminación atmosférica y acústica, cercanas a los orígenes y a la tierra, y que en definitiva devuelven la esperanza de que nuestro país aún tiene lugares donde todavía es posible alcanzar el nirvana.

La posidonia tiene poder

En el momento de la creación, la naturaleza fue especialmente generosa con Formentera otorgándole unas condiciones excepcionales que han perdurado a lo largo de los siglos. Una de sus maravillas, reconocida por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad 1999, es la pradera de posidonia oceánica de 8 km. que se extiende entre las islas de Ibiza y Formentera, en un entorno de 700 km de praderas de esta planta que hace 100.000 años se mantiene genéticamente inalterada.

Pero ¿por qué la posidonia tiene tanto poder? Se trata de una planta que oxigena intensamente las aguas que bañan la isla, filtrándolas y actuando como una depuradora natural dejándolas cristalinas y puras como en ningún otro rincón de la Tierra.

Son estas aguas marinas orgánicas las que también alimentan los estanques del Parque Natural de Ses Salines, el lugar que recibe la mayor cantidad de biofotones del sol del mundo. La acción natural de esta potente energía solar y el viento dan como resultado una joya única, pura y de gran calidad: la Sal líquida de Formentera, fuente natural de salud y que al ser la sal más baja en sodio de las producidas en todo el territorio español, resulta excelente en dietas cardiosaludables.

De ruta por la isla

A pesar de su poca extensión, Formentera ofrece infinidad de ecorutas a realizar a pie o en bicicleta, alejadas de los puntos de moda y que acercan al visitante al lado más virgen, natural y genuino de la isla.

Una especialmente interesante es la que va del pequeño pueblo de Es Caló hasta Punta Roja pasando por El Pilar de la Mola.

Se parte de la pequeña población pesquera de Es Caló por el antiguo Camí de Sa Pujada que une patrimonio y naturaleza y ofrece vistas espectaculares de la isla –Racó de Sa Pujada y el Pou des Verro-. El recorrido atraviesa los bonitos viñedos de la Bodega Terramoll que produce variedades autóctonas según una tradición vinícola que se remonta al siglo XIII cuando Guillem de Montgrí donó un viñedo a los frailes fundadores del Monasterio de Santa Maria en la parte alta de La Mola.

Una vez en El Pilar, hay que dirigirse hacia el Molí Vell del 1778, uno de los siete molinos que existían en Formentera y el mejor conservado gracias al trabajo de sus antiguos propietarios Joan –el último molinero de Baleares- y Maria. En verano puede visitarse y descubrir en directo la maquinaria y sistemas más ancestrales para moler grano y hacer harina. El camino recorre campos de cultivo a través de una pista forestal, hasta alcanzar los acantilados de Punta Roja desde donde las vistas son imponentes.

¿Dónde alojarse?

Es Pas Formentera Agroturismo junto a Es Caló es un pintoresco y confortable alojamiento rural rodeado de campos de higueras y olivos con vistas al mar y a las dunas formenterenses cubiertas de vegetación autóctona. Elaboran su propio Aceite de Oliva Virgen –Trull den Barber- a la manera tradicional, además de deliciosas mermeladas ecológicas de mora, albaricoque e higo que ofrecen en sus sabrosos desayunos.

¿Dónde comer?

– En la Savina, Restaurant La Savina con una interesante y suculenta propuesta gastronómica vegana

– El Integral en Es Pujols es todo un referente de comida vegetariana de gran calidad a buen precio en la isla.

Autora: MariaJo López Vilalta / Morocha, Licenciada en Ciencias de la Información, especialista en música del mundo

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