Dos estudios científicos confirman manipulaciones que sospechábamos desde hacía años. La industria agroalimentaria tiene una influencia enorme en muchos ámbitos de nuestra sociedad. No descubrimos nada nuevo con esta afirmación. Lo que sí es necesario es que, de vez en cuando, algunos estudios e investigaciones nos recuerden hasta donde llegan los tentáculos de este lobby.

Dos ejemplos evidentes y sólidos de los problemas que las grandes empresas de alimentos masificados pueden estar provocando en nuestra salud se han conocido en los últimos meses.

Los datos presentados en estos estudios muestran algunas de las estrategias de manipulación que han utilizado durante muchos años sectores como los de la industria del azúcar o las bebidas azucaradas (las que se autodenominan ‘refrescantes’).

Por una parte, y según explica un artículo publicado el pasado 12 de septiembre en la revista JAMA Internal Medicine, ahora es confirmación que la industria del azúcar, a través de la Sugar Research Foundation, pagó durante las décadas de 1960 y 1970 numerosos estudios con el objetivo de negar que el consumo de azúcar provoque enfermedades coronarias o cardíacas.

Los datos presentados por los investigadores de centros médicos y universidades de Estados Unidos que firman este artículo en JAMA Internal Medicine muestran que el lobby del azúcar industrial pagaba el trabajo de los investigadores a condición de que sus resultados cargaran toda la responsabilidad al consumo de grasas.

El mismo día en que se publicaba el artículo en esta revista de la Asociación Americana de Medicina, la Sugar Association, (sucesora de Sugar Research Foundation), emitió un comunicado en que rechazaba las acusaciones y aseguraba que en la actualidad se sigue una política de total transparencia en las subvenciones a la investigación científica. Los industriales del azúcar critican, por otra parte, los “intentos continuos de autores de este nuevo estudio de utilizar sucesos históricos para dar fuerza a los movimientos sociales contrarios al azúcar”.

La réplica publicada por la Sugar Association sí tenía razón al afirmar que, “en las últimas décadas, varias investigaciones han llegado a la conclusión de que el azúcar no tiene un papel único en la enfermedad cardiaca”.

azucar2 enero17 elcachoEn un segundo estudio similar publicado el 10 de octubre, se ponían en evidencia las grandes cantidades económicas que invierten Coca-Cola y PepsiCo en la esponsorización de organizaciones médicas en Estados Unidos, así como las actividades de estas compañías para influir en la legislación sobre salud pública entre los años 2011 y 2015.

Los resultados fueron publicados en la revista científica American Journal of Preventive Medicine y parecen muy claros. En el período estudiado, Coca-Cola Company y PepsiCo dieron dinero a 96 organizaciones médicas y de salud, incluyendo muchas de las entidades que precisamente tienen la misión de luchar contra el sobrepeso y la obesidad. También entre 2011 y 2015, “estas dos compañías hicieron lobby contra 29 proyectos de ley que pretendían reducir el consumo de bebidas azucaradas o mejorar los hábitos de nutrición de la población.”

Los autores del estudio apuntaban algunas conclusiones. “Existe una sorprendente y profunda esponsorización de las organizaciones médicas y de salud por parte de estas dos grandes empresas de bebidas”, constatan los investigadores. Coca-Cola y PepsiCo hicieron lobby en contra de leyes de salud pública en el 97% de las propuestas presentadas por los legisladores, “poniendo en cuestión la sinceridad” de algunas campañas de estas empresas de bebidas en que se afirma que defienden el bienestar y la salud de las personas. “Parece evidente que cuando aceptan subvenciones y ayudas económicas, las organizaciones sanitarias están participando en los planes de marketing de grandes empresas como Coca-Cola o PepsiCo”, indicaban los autores.

Sin referirse directamente a este estudio, el presidente de Coca Cola en Estados Unidos, Sandy Douglas, ha publicado en la web corporativa una carta en que asegura que esta importante empresa de bebidas mantiene “una política de total transparencia” sobre las ayudas que concede a entidades y organizaciones. Evidentemente, Sandy Douglas defiende que estos donativos son totalmente lícitos y sólo tratan de contribuir al bienestar y la salud de la población.

“En Coca-Cola continuamos nuestro viaje [nombre de su campaña de comunicación] para convertirnos en un socio más útil y creíble en la lucha contra la obesidad. Como parte de este proyecto, presentamos una actualización de nuestro apoyo financiero a la investigación científica a través de las asociaciones relacionadas con el bienestar y la salud”, indica Douglas en la carta publicada en la web corporativa. Según los datos oficiales, durante el primer semestre de este año la división de Coca-Cola en Estados Unidos destinó 1,9 millones de dólares en “actividades de investigación en salud y asociaciones que trabajan en el campo del bienestar de las personas”.

La inversión acumulada entre el 1 de enero de 2010 y el 30 de junio de 2016 se eleva a 135,4 millones de dólares, resume la propia compañía Coca-Cola

En un artículo publicado por la periodista Anahad O’connor en The New York Times el 10 de octubre pasado se mostraba uno de los casos analizados por la investigación difundida por American Journal of Preventive Medicine. Los autores relataban que en 2010, el grupo de Estados Unidos de la organización Save the Children decidió aparcar sus trabajos de educación infantil destinados a combatir la obesidad, poco después de haber recibido una subvención de 5 millones de dólares procedente de PepsiCo. Evidentemente, esta delegación de Save the Children negó que la reorientación de sus objetivos tuviera nada que ver con el dinero concedido por la empresa de bebidas.

Autor: Joaquim Elcacho, Periodista especializado en Medio Ambiente y Ciencia
Bio Eco Actual Enero 2017