Con la nueva oleada de persecución a las terapias naturales no viene mal recordar que, en lugar de hablar de “pseudoterapias” (metiendo todo y a todos los profesionales que practican las terapias naturales o complementarias en un mismo saco) habría antes que atender, entre otros,  a la propia OMS (Organización Mundial de la Salud) y seguir los pasos de otros países de la UE y del resto del mundo para regular, por fin, un sector que en España está en una “curiosa” situación “alegal”: sus profesionales cotizan y tienen su epígrafe en Hacienda y en la Seguridad Social como “parasanitarios” pero ni las formaciones están regladas, ni la profesión regulada. En este mismo marco está también la terapia que nos ocupa en este número: la Osteopatía.

La OMS, que en su documento “Estrategia de la OMS sobre medicina tradicional 2002-2005” ya recomendaba “la utilización, promoción y desarrollo de la Osteopatía en los Estados Miembros”, considera la Osteopatíauna profesión sanitaria de primera intención e independiente de otras”, es decir, que sus profesionales, los osteópatas, trabajan la salud de los pacientes y pueden ejercer sin necesidad de que el paciente venga derivado por otro profesional de la salud.

Además, en la Unión Europea existe desde hace dos años la Norma UNE-EN 16686 sobre “Prestación de servicios de asistencia sanitaria en osteopatía”, que España no ha implementado pero que define los criterios profesionales, académicos y éticos de los profesionales de la osteopatía. Estos criterios son: “la metodología científica, el razonamiento clínico informado en la ciencia, la práctica clínica supervisada, la evaluación externa de alumnos y centros formativos, así como el desarrollo profesional continuado”. Todo esto parece que deja poco espacio para quienes la incluyen como “pseudoterapia”.

Pero es que además, la Osteopatía no es una ciencia nueva. Fue un médico cirujano e ingeniero, de EEUU, el doctor Andrew Taylor Still,  quien a finales del siglo XlX estableció que, “todos los elementos que conforman la estructura del cuerpo (huesos, órganos, tejidos, fluidos y articulaciones) se hallan interconectados de manera integral” y que, por tanto, cualquier cosa que afecte a estos elementos afectará a todo el organismo produciendo diversas dolencias que se reflejaran inevitablemente en el individuo.

Still pensaba que había una relación directa entre las enfermedades que padecían las personas y los problemas de postura del cuerpo. Según sus propias palabras, “la Anatomía es lo primero, lo último, y está siempre presente”. En consecuencia, para tratar el cuerpo de forma integral, desarrolló un sistema de diagnóstico y tratamiento que se enfoca a mejorar la forma en que interactúan entre sí todos los elementos que conforman nuestro cuerpo. Fue entre  1870 y 1874, cuando Still hace sus primeras experiencias osteopáticas y después de haber curado a un niño con disentería, trata y cura a otros 17 pacientes más.

Osteopatía Osteopatia

Erróneamente se suele identificar al osteópata solo por el tratamiento de los dolores lumbares (problema que afecta al 80% de la población en algún momento de su vida) y por su abordaje a través de la mal llamada manipulación vertebral el “crujido articular (que por cierto no viene del choque de huesos entre sí, sino de un efecto de vacío que libera gas al separar la articulación). Pero la osteopatía es mucho más, esto es solo una mínima parte de su abordaje y si se hace es tras un exhaustivo estudio anatomo-neuro-fisiológico global del individuo y de su biomecánica vertebral. Además de los trastornos músculo-esqueléticos (contracturas musculares, tendinitis, etc..), la Ostepatía se ocupa de trastornos digestivos como colon irritable, estreñimiento, acidez, espasmos abdominales, etc…), trastornos respiratorios: bronquiolitis, resfriados de repetición, sinusitis, tos no productiva, etc.., trastornos de estrés (cefaleas tensionales, cansancio generalizado…), prevención de lesiones, trastornos genito-urinarios: (incontinencia, dolores menstruales…), trastornos durante el embarazo (dolor de espalda o ciáticas, dolor inguinal, piernas hinchadas… El tratamiento osteopático puede ser pues preventivo, curativo, paliativo o coadyuvante.

Como explica Jesús de Miguel, Jefe del departamento de Osteopatía de la Clínica Philippus Thuban y Osteópata en el área de Traumatología del Hospital Quirón San José “la osteopatía es una terapéutica global en la que tratamos la estructura para que la fisiología sea más adecuada y tenga mejor funcionamiento y aprovechamos el mejor funcionamiento de la fisiología para que la estructura se desarrolle de la forma más adecuada. Se trata de una técnica integradora (se nutre de otras terapias manuales y las integra en beneficio del paciente) y se diferencia de otras técnicas manuales fundamentalmente en su base diagnóstica. Se hace una evaluación que tiene en cuenta  por qué te mueves, cómo te mueves y el porqué de cómo te mueves y luego  se ayuda del masaje, del drenaje linfático, de técnicas de estiramiento etc…

En la osteopatía hay también un abordaje psicológico, en el que, como dice Jesús de Miguel “se tienen en cuenta los factores de estrés mecánico, aquello que afecta a la estructura tienen que ver mucho con las emociones, con la conducta, con cómo ha desarrollado la estructura la persona desde el nacimiento y tiene mucho que ver la fisiología, con qué hacemos en la vida, a qué nos dedicamos y cómo nos movemos”.

En próximos artículos continuaremos hablaremos de sus principios, de la osteopatía sacrocraneal y de la denominada osteopatía pediátrica.

Autora: Marta Gandarillas, Periodista
Bio Eco Actual Mayo 2017

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