¿Debemos dar a los niños suplementos de vitamina D?

La vitamina D es fundamental en la infancia y adolescencia para lograr una buena mineralización de los huesos.

A diferencia del resto de vitaminas, que deben provenir obligatoriamente de los alimentos o de suplementos, nuestra piel puede producir vitamina D, siempre que esté expuesta a la luz del sol. En las regiones del mundo con suficiente sol los humanos hemos obtenido así nuestra vitamina D. En las regiones frías del planeta la fuente principal ha sido el pescado graso, que es uno de los pocos alimentos que la contienen en altas dosis.

En España nunca hemos tenido problemas con esta vitamina precisamente por la cantidad de horas de sol de que disfrutamos. Sin embargo, estudios recientes han mostrado que los niveles de vitamina D en la sangre de los niños españoles son más bajos de lo deseable y que un alto porcentaje tienen deficiencias leves o moderadas. La causa más probable es el escaso tiempo que pasan actualmente los niños y niñas al aire libre.

Todos los niños y adolescentes deberían salir al aire libre a diario. No hace falta ni es conveniente “que tomen el sol” tumbados en la playa; lo importante es que jueguen y hagan parte de sus actividades habituales fuera de casa, con la cara, el escote y, al menos, parte de los brazos descubiertos.

Los niños que no pueden salir a la calle regularmente o que tienen una piel muy sensible al sol, deberían tomar el suplemento todo el año

Los niños que viven en el norte pueden beneficiarse de tomar un suplemento de vitamina D en los meses de invierno. Los niños que no pueden salir a la calle regularmente o que tienen una piel muy sensible al sol, deberían tomar el suplemento todo el año. Los bebés menores de 1 año deben tomar suplemento diario desde la primera semana de vida ya que su piel es demasiado sensible para exponerla al sol.

La dosis diaria recomendada de esta vitamina es: 400 UI en menores de un año y 600 UI para todos los demás. Los mayores de un año pueden tomar una dosis semanal (5000 UI) o mensual (20.000 UI) en vez de la diaria. No debemos sobrepasar el doble de esta cantidad porque el exceso es tóxico.

Existen dos formas de vitamina D: la D2, que se encuentra en algunas setas, y la D3, presente en los alimentos de origen animal y que hasta ahora siempre se había extraído de la lana de las ovejas o de otros subproductos animales. La forma D3 es mucho más potente, pero no es apta para vegetarianos ni veganos. La única opción hasta hace poco era tomar una dosis más alta de D2 para compensar su menor eficacia. Sin embargo ya disponemos de vitamina D3 de origen completamente vegetal. Se extrae del liquen, y la molécula es exactamente igual que la que se obtiene de la grasa animal.

Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra

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Bio Eco Actual Diciembre 2017