En primavera se produce un movimiento de ascenso y germinación en la naturaleza. Es muy importante incluir alimentos de naturaleza fresca y de sabor amargo que crezcan hacia arriba ya que nos ayudarán depurar el organismo y en especial el hígado y la vesícula biliar, son alimentos antioxidantes.
Dejamos atrás las cocciones largas y caldosas para incorporar crudos (al mediodía) y salteados cortos que movilizan la energía de los alimentos. Una ensalada ideal sería con verduras de hoja verde amarga como endivias, escarola, hoja de roble, rúcula, berros, zanahoria, rabanitos, germinados y un poco de chucrut sin pasteurizar.
Aparte de los alimentos verdes y amargos, la primavera nos regala frutas y verduras de otros colores y sabores que nos aportarán antioxidantes y otros micronutrientes muy interesantes para esta época de florecimiento y transición hacia al verano.
Frutos anaranjados y rojos
El color anaranjado de los albaricoques y los nísperos nos indican que son frutas ricas en betacarotenos, antioxidantes que nos ayudarán a preparar la piel para el verano y también nos protegen la vista. Los albaricoques, además, destacan por su contenido en hierro. Tienen efecto astringente, antiinflamatorio y protector del hígado. Los nísperos, por su parte, son diuréticos, reguladores del tránsito intestinal y útiles en caso de acidez gástrica.
También es tiempo de fresas, frambuesas y cerezas que deben su color rojo a las antociadinas, un potente antioxidante que supera con creces a la vitamina E o la vitamina C. Las fresas tienen un efecto protector sobre el sistema circulatorio, especialmente influyen en la elasticidad de los vasos sanguíneos. Las frambuesas son útiles en caso de anemia o debilidad, ya que favorecen la producción de glóbulos rojos. Es muy importante consumir las fresas y las frambuesas de agricultura ecológica porque son frutas muy porosas que acumulan muchos tóxicos y no se pueden pelar. Finalmente, las cerezas son muy interesantes para mantener unas articulaciones sanas, también mejoran la circulación sanguínea y tienen efecto antiinflamatorio.
Cebollas y guisantes
En la Medicina Tradicional China, la familia de las cebollas tiene afinidad con el hígado y nos ayudarán a descongestionarlo. Además, también contribuyen a depurar el riñón y el sistema digestivo. La naturaleza es sabia y en primavera nos ofrece los calçots y las cebollas tiernas ricas en antioxidantes y en sulfuros (derivados de azufre) con efecto antiséptico que nos ayudarán a eliminar parásitos y metales pesados y mejoran la circulación sanguínea.
Los calçots son ricos en agua y fibra por lo que aportan muy pocas calorías, pero es importante no comer más de 10-15 unidades de una sentada porque pueden resultar indigestos y flatulentos. A parte de consumirlos asados también se pueden preparar en una crema tipo vichyssoise, en tortilla, ensalada o base de sofrito.
La cebolla tierna tiene las propiedades de la cebolla seca con la ventaja que tiene un sabor más suave y es apta para estómagos más delicados. Además, es muy útil para infecciones en las vías respiratorias por sus propiedades antisépticas.
No nos olvidemos de los guisantes. Destacan por su contenido en vitaminas del grupo B, que contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso y del estado de ánimo, que en esta estación se puede ver afectado por la astenia primaveral. También nos aportan vitamina C, proteínas, hidratos de asimilación lenta y minerales como el hierro, calcio y potasio.
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Autora: Lluca Rullan, periodista especializada en nutrición y salud natural. Dietista con perspectiva integrativa
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