Ya estamos en abril, la primavera ha llegado, pasamos un año más de la oscuridad del invierno a la luz del sol. Es un buen momento para incorporar algunos germinados a tu dieta, si es que no lo venías haciendo.

La germinación es un proceso por el cual una semilla se transforma en una planta. Cuando la semilla se encuentra con el agua, aire y temperatura apropiados, germina y en ese proceso se libera toda una corriente de energía vital. Este estado es como si fuera una planta-bebé llena de vida (tomar germinados es tomar un alimento vivo). Al germinar, los valores nutricionales de la semilla de origen aumentan; la concentración de nutrientes y de enzimas es mayor que en ningún otro momento del desarrollo de la planta, de ahí su popularidad.

Aunque son típicamente usados en dietas detox, se pueden incluir regularmente en nuestra alimentación, más en primavera y verano o si nuestro cuerpo está saturado por el consumo excesivo de carnes, lácteos, azúcar o refinados, por no mencionar la comida basura.

Algunas de las propiedades de los germinados

Su alto contenido enzimático ayuda tanto en la digestión como en la absorción y metabolización de nutrientes (esta actividad enzimática es máxima durante los 7 primeros días de germinación y es 100 veces mayor que la encontrada en frutas y verduras)

Excelente fuente de vitaminas A, C, D, E, B (la producción de vitaminas en el proceso de germinación se incrementa entre 3 y 12 veces), proteínas (contienen todos los aminoácidos), ácidos grasos y carbohidratos (que se asimilan fácilmente al descomponerse el almidón en moléculas más sencillas).

Ricos en clorofila, una de las principales moléculas “limpiadoras” que nos proporciona la naturaleza.

Su alto contenido en minerales los hace beneficiosos para huesos, músculos, tejidos, y sangre.

Favorecen los procesos digestivos, mejorando la inflamación intestinal y activando la regeneración.

Fortalecen por su alto contenido en minerales y vitaminas la acción del sistema nervioso.

Son antioxidantes, es decir, combaten la acción de los radicales libres, responsables de la oxidación y el envejecimiento de nuestros tejidos.

Además sus paredes celulares son delgadas ¡lo que favorece la liberación de todos estos nutrientes!

Se suelen germinar cereales y legumbres, aunque también algunas verduras; ejemplos comunes: alfalfa, soja, berros, rábanos, girasol, mostaza… Los puedes encontrar en tiendas especializadas, pero también los puedes germinar  en tu casa sin mucha dificultad. ¡Pruébalos!

Autora: Dra. Eva T. López Madurga. Médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. Consultora de Nutrición, Macrobiótica y Salud Integral – www.doctoraevalopez.com

Bio Eco Actual, tu mensual 100% ecológico
Leer
 Bio Eco Actual Abril 2018