La cereza es una drupa, fruta de hueso, de primavera. Brillante, dulce y crujiente es deseada y esperada durante meses para deleitarnos con su sabor y nutrientes. Sus tonos bermellones, del rojo al morado oscuro, son muestra inequívoca de una gran riqueza en antocianinas. Estas, junto a las vitaminas A y C, la quercetina, la melatonina y los monoterpenos forman un conjunto antioxidante de primerísimo orden. Por eso la cereza es la perla roja, la joya de la corona de las frutas de temporada.

Cereza la perla roja fruta de temporada

Ese enorme potencial antioxidante, superior al de la mayoría de frutas, es causa de grandes efectos sobre la salud de quienes las toman. Especialmente en los terrenos de regeneración celular, anti inflamación y depuración. El sencillo hábito de tomar un puñado o ración cada día durante toda la temporada puede prevenir y aliviar muchos trastornos físicos.

  • Enfermedades cardiacas: protegen el corazón, favorecen la circulación  y disminuyen  el colesterol.
  • Demencias: Protegen la pérdida de memoria y el ritmo de sueño.
  • Deterioro visual: Protegen los capilares de la retina y la vista.
  • Envejecimiento: Protegen el colágeno de la piel, uñas y cabello, manteniendo su elasticidad.
  • Inflamaciones articulares: Disminuyen la inflamación y su deterioro. Previenen el dolor.
  • Cáncer: Ayudan a neutralizar el avance de tumores y regenerar las células.

La cereza es la perla roja, la joya de la corona de las frutas de temporada

Aparecen cuando la primavera ya está en todo su esplendor, y los largos días permiten actividades al aire libre, siendo el complemento depurativo perfecto para dietas de control de peso o de limpieza de toxinas. A su gran riqueza nutritiva se une su reducido valor calórico, con más de un 80% de agua, un elevado contenido en potasio y nulo en sodio y en grasas. Ayudan a descargar el hígado, a limpiar cálculos de vesícula y también de riñón, aliviando las artritis y edemas. Su riqueza en fibra favorece también el tránsito intestinal.

Al mismo tiempo que hidratan, remineralizan el organismo con un aporte considerable de calcio, magnesio y zinc. Por eso son ideales tanto para etapas de crecimiento como para proteger de la osteoporosis en la menopausia y la tercera edad. Además proporcionan hierro junto a una notable porción de ácido fólico, por lo que son más que indicadas en el embarazo.

De un dulzor pronunciado, es una fruta energética y reconstituyente. Contiene un 12% de  hidratos de carbono en forma de fructosa, de absorción lenta, por lo que su índice glucémico es  muy reducido, de 22, y no produce hiperglucemia. En raciones adecuadas son buenas para personas diabéticas.

Al mismo tiempo que hidratan, remineralizan el organismo con un aporte considerable de calcio, magnesio y zinc

Las cerezas tienen la gran virtud de que se toman sin pelar, por lo que no pierden ninguno de sus valores nutritivos. Eso las convierte en el snack perfecto que se puede llevar a la escuela, la oficina o de excursión. Las más dulces  y maduras se  toman crudas,  de postre, merienda o a cualquier hora. Las variedades ácidas se reservan para  pasteles, mermeladas y repostería. Es necesario lavarlas antes de tomarlas, aunque sean de cultivo ecológico. Más aún si no lo son. Se compran siempre bien maduras, firmes al tacto, con sus rabitos bien verdes. Son preferibles de proximidad y con el mínimo embalaje, las que vienen en celofán suelen llevar gases conservantes. Su brillo ha de ser natural, a veces se usan productos abrillantadores para que luzcan  más atractivas. Se conservan en la nevera, pero sin mojarlas previamente. No se han de poner junto a alimentos muy aromáticos, porque absorben los olores.

Autora: Mercedes Blasco. Nutricionista vegetariana y filósofa bonavida099.blogspot.com

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