La ruta de las especias sirvió de enlace entre las grandes civilizaciones de Europa y el lejano Oriente, durante más de 2.500 años. Pequeñas embarcaciones árabes, juncos chinos y galeras portuguesas e hispánicas navegaron por una extensa red de puertos situados estratégicamente en los mares y océanos del Viejo Mundo. Las especias y la seda se convirtieron en el principal producto que Europa importaba de la India y de Oriente, y por facilitar su tráfico, se abrieron nuevas rutas terrestres y marítimas. El intercambio cultural y de patrimonio a lo largo de esta gran ruta entre Occidente y Oriente ha sido determinante para la Historia Universal.

Desde la Edad Antigua, las especias y las hierbas aromáticas adquirieron un gran valor en los mercados de las ciudades europeas, ya que estas ofrecían algo aún más importante que mejorar la gastronomía, a menudo monótona. Gracias a las especias, además de enriquecer y variar sabores, se podía conservar los alimentos durante más tiempo, en una época en que no se disponía de sistemas de refrigeración. Asimismo, sus efectos terapéuticos en breve también fueron reconocidos. Este valor intrínseco las convirtió en moneda de cambio y en algunos casos llegaron a ser tan valiosas como el oro. La posesión de los territorios productores de especias significó poder y riquezas para los que comerciaban con ellas y controlaban su tráfico.

A mediados del siglo XV, el Imperio turco, puente geográfico entre Oriente y Occidente, cortó las rutas que pasaban por su territorio y por tanto bloqueó la llegada de especias en Europa. A raíz de este bloqueo, las Coronas de Castilla y Portugal iniciaron proyectos propios para crear nuevas rutas marítimas para llegar a la India sin tener que pasar por Turquía.

El proyecto de Ruta Portuguesa consistía en circunnavegar las costas de África hasta llegar a la India. Después de varios intentos fallidos, el año 1.498, el navegante Vasco de Gama consiguió llegar a la ciudad de Calicut, al sur del Estado de Kerala. La Corona de Castilla, a instancias del proyecto presentado por Cristóbal Colón, planeó una ruta que hasta el momento nadie había intentado. Convencidos de que la Tierra era redonda (aunque entonces aún no se había demostrado) creían que viajando hacia el Oeste atravesando el Atlántico encontrarían el este del continente Asiático. Lógicamente, desconocían la existencia del continente Americano y las islas del Caribe, con las que, de manera inesperada, se toparon creyendo que habían llegado a la India.

A veces podemos confundir las especias con los condimentos. La diferencia radica en el hecho de que los condimentos se emplean para dar más sabor a la comida, como por ejemplo la sal. Las especias aumentan la presencia aromática, como por ejemplo la canela. Así pues, las especias son condimentos, pero los condimentos pueden no ser especias.

Las especias que más utilizamos son la pimienta, el azafrán, la canela, el comino y la nuez moscada

Hoy, en nuestro patrimonio culinario, muy rico gracias a diversas aportaciones de diferentes culturas, las especias que más utilizamos son la pimienta, el azafrán, la canela, el comino y la nuez moscada. Las hierbas aromáticas también juegan un papel muy importante en nuestra cocina tradicional y en los remedios caseros. El conocimiento de las virtudes medicinales de las plantas y los procesos de elaboración de remedios ancestrales adquiridos por transmisión oral propiciaron a mediados del siglo XIX el nacimiento de un oficio femenino: las trementinaires. Su nombre lo deben a la trementina, el remedio que más popularidad les dio.

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Autora: Helena Escoda Casas, Activista por los derechos de los Animales

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