La Universidad de la Rioja acogió el pasado mes de noviembre la novena edición de las Jornadas Universitarias del Vino Ecológico, un encuentro que demuestra que el vino de producción ecológica no sólo está consiguiendo un rápido y merecido reconocimiento por parte de los consumidores sino que también ha consolidado su base científica.

La viña y el vino se hacen ecológicos

La sesión inaugural de la jornada incluía una conferencia de Ana María Díez-Navajas, investigadora del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Tecnológico NEIKER-Tecnalia, sobre la realidad actual y los retos de futuro de la viticultura sostenible.

Las estadísticas indican que el presente del sector es esperanzador. En el conjunto de España, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el año 2017, la superficie calificada en agricultura ecológica ocupada por viñedos fue de 106.897 hectáreas, con un crecimiento del 3,1% respecto a los datos de 2016. El anuario ministerial indica que en 2017 había en España 939 bodegas y embotelladoras de vinos reconocidas como actividades industriales de agricultura ecológica. Por comunidades autónomas, Castilla-La Mancha encabezó el año pasado el ranking con 56.697 hectáreas de viñedos de producción ecológica, seguida de Catalunya (14.880 hectáreas) y Murcia (12.249).

Para hacernos una idea del crecimiento del sector podemos recordar que en 2003, primer año del que se disponen datos oficiales, en el conjunto de España estaban registradas 16.453 hectáreas de cultivo de vid con métodos de agricultura ecológica.

El ejemplo más destacado del rápido crecimiento del sector del viñedo ecológico lo encontramos en Catalunya. En el año 2000, los viñedos que ponían en práctica la agricultura ecológica ocupaban sólo 455 hectáreas (249 en la provincia de Barcelona, 29 en Girona, 52 en Lleida y 125 en Tarragona), según la estadística oficial del Consell Català de la Producció Agrària Ecològica (CCPAE). Después de un rápido y constante crecimiento, en el año 2017, la extensión de viña ecológica alcanzó en Catalunya las 14.880 hectáreas (7.919 en la provincia de Barcelona, 330 en Girona, 938 en Lleida y 5.693 en Tarragona).

De hecho, en Catalunya, el crecimiento del sector de la viña ecológica es el más rápido y constante de todos los tipos de cultivos ecológicos destinados al consumo humano; sólo superado en el conjunto de la producción ecológica por el crecimiento de los cultivos del sector de prados, pastos y forrajes.

Las nuevas normas europeas tienen la ventaja de ofrecer una mayor transparencia y facilitar el reconocimiento por parte de los consumidores

Unificación de la normativa, empuje definitivo

Con bastante frecuencia se critica a la Unión Europea y todo su entramado administrativo, político y jurídico con el argumento de la burocratización. En el caso de la producción ecológica se debe admitir que la UE está haciendo esfuerzos por no quedarse atrás en un progreso que parece imparable.

En el apartado positivo se puede destacar, por ejemplo, que el acuerdo alcanzado en 2012 por la UE sobre las normas a cumplir en el sector del vino ecológico ha sido un importante revulsivo que ha servido para unificar criterios, mejorar los controles de calidad y facilitar la promoción de los productos con el uso de una denominación y etiquetado comunes.

La viña y el vino se hacen ecológicos

El reglamento europeo fue aprobado por el Comité Permanente de Agricultura Ecológica (SCOF) y permitió la utilización oficial de la expresión “vino ecológico” en las etiquetas de los productos que cumplen con los requisitos establecidos. De hecho, hasta el 2012 la Unión Europea sólo reconocía expresiones como la de “vino elaborado con uvas ecológicas”, pero no disponía de un reglamento común sobre los procesos de vinificación, es decir, todos los pasos desde la uva hasta el vino.

Las nuevas normas europeas tienen la ventaja de ofrecer una mayor transparencia y facilitar el reconocimiento por parte de los consumidores. Además, ha permitido reforzar la posición internacional de los vinos ecológicos de la UE, ya que muchos otros países productores de vino (los Estados Unidos, Chile, Australia o Sudáfrica) ya habían fijado normas sobre los vinos ecológicos.

El Reglamento en vigor desde 2012 establece un subconjunto de prácticas y sustancias enológicas (vinificación) para la producción de los vinos ecológicos. Por ejemplo, en los vinos ecológicos no están autorizados ni el ácido sórbico ni la desulfurización, y el nivel de los sulfitos en el vino ecológico debe ser de entre 30-50 mg por litro, por debajo de sus equivalentes convencionales (dependiendo del contenido en azúcar residual).

Por descontado, además de estas prácticas de vinificación, el “vino ecológico” debe producirse naturalmente a partir de las uvas ecológicas; según las normas establecidas en el reglamento aprobado por la UE en 2007.

La página web Vinos de España explica de forma divulgativa algunas de las características que se pueden encontrar en los vinos ecológicos. Así, indica este portal especializado, “la primera diferencia entre un vino que sea ecológico y uno común es la cantidad de polifenoles que contiene la uva con la que se elabora en cuestión. Y es que los vinos a los que nos estamos refiriendo tienen una cantidad de polifenoles bastante más elevada que los otros”.

“Otra diferencia con respecto a los vinos que conocemos todos a día de hoy es la manera con la que se previenen las plagas que pueden atacar a las cepas. En los ecológicos no se utiliza en ningún momento ningún producto químico. De esta manera los pesticidas en ningún momento van a afectar al sabor del vino ni a los beneficios del mismo”, destaca la página en un artículo repleto de elogios para la producción ecológica.

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Autor: Joaquim Elcacho, Periodista especializado en Medio Ambiente y Ciencia

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