La tendencia a infecciones de repetición (del tipo que sea) indica un estado de debilidad en el sistema. Para que una infección se desarrolle es necesario no solo la presencia de un microorganismo, sino también el medio adecuado para que ese organismo pueda proliferar.
Este “medio interno” se hace más propenso a las infecciones cuando está sucio (hay toxicidad) y cuando el sistema inmune es insuficiente (siendo el estrés físico, emocional o mental un gran inmunodepresor).
Veamos diferentes estrategias para cambiar esta situación:
Limpiar nuestro medio interno (de esta manera, aunque llegue un microorganismo no podrá proliferar). Para ello podemos utilizar diferentes recursos: plantas y alimentos medicinales que tienen acción desinfectante y que además pueden estimular el sistema inmunitario. Aquí tenemos la equinácea, el propóleo, el clavo, el jengibre, el tomillo, el orégano, la cebolla, el ajo, etc. También para limpiar, podemos utilizar remedios externos que ayudan a eliminar per se, como lavativas, lavados vaginales, lavados nasales; o remedios externos que ayudan a los órganos que se tienen que encargar de la eliminación (por ejemplo compresas de jengibre para estimular los riñones).
Nuestro complejo sistema inmunitario también se puede ver reforzado con algunos nutrientes como la vitamina C o el cobre (oligoelemento) o alimentos como las setas shitake, maitake, o reishi; al ser un reflejo de nuestra vitalidad, este sistema está íntimamente unido a la función de los órganos que incorporan energía del ambiente, como son el aparato digestivo y el respiratorio. Asegurarnos que estos dos sistemas funcionan bien es crucial para nuestra inmunidad.
Los antibióticos son una opción, pero su uso (y su abuso) va acompañado de unos cuantos problemas
Los antibióticos alteran profundamente la flora intestinal y dificultan la absorción de nutrientes, debilitándonos, (de ahí la importancia de tomar probióticos tras el tratamiento); además, al no actuar limpiando el medio, dejan en realidad el tratamiento de fondo a medio hacer, favoreciendo infecciones por otros organismos que no son eliminados por ellos (como los hongos o los virus). Así que mejor limitar su uso a cuando sean realmente necesarios.
Y por último, si la infección se acompaña de fiebre, no te asustes, es importante controlarla pero no cortarla. Un remedio natural altamente eficiente es una cataplasma de arcilla roja en el vientre durante la noche. ¡Mis anginas de niña acompañadas de fiebre alta no se resistían a este remedio!
Autora: Dra. Eva T. López Madurga. Médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. Consultora de Nutrición, Macrobiótica y Salud Integral
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