Los tatuajes llegaron para quedarse. Lejos de ser una moda pasajera cada vez hay más personas que deciden tatuar su cuerpo. España ocupa el sexto puesto a nivel mundial en personas tatuadas. Se calcula que un 20% de los adultos lo está. Y la mayoría no se conforman con uno, aproximadamente tres cuartas partes de las personas tatuadas tienen dos o más.
Más allá de los gustos estéticos de cada uno, las tintas que se utilizan para tatuar presentan ciertos riesgos que hay que tener en cuenta. En 2017 la Comisión Europea publicó un informe en el que se alertaba de sus peligros y los dermatólogos advierten que no hay estudios que demuestren su inocuidad. Además de reacciones alérgicas e infecciones, se apunta incluso la posibilidad de desarrollar tumores cutáneos malignos. La tinta no se queda por siempre en el lugar donde se hizo el tatuaje, algunas de sus nanopartículas viajan por el torrente sanguíneo y terminan en otros órganos del cuerpo.
Más del 60% de las tintas son pigmentos azoicos, algunos de los cuales pueden liberar aminoácidos aromáticos cancerígenos. También contienen metales pesados, ya sea en su composición o en forma de impurezas. Y conservantes como el formaldehido. De hecho, sólo un 30% de las usadas están autorizadas como productos cosméticos. La tinta roja, la menos recomendada, puede contener compuestos de cadmio y de mercurio.
No existen tintas para tatuajes ecológicas. La alternativa es optar por aquellas lo más naturales posibles y libres de metales pesados
En la actualidad no hay una legislación específica europea sobre los tatuajes. En breve la Comisión Europea tendrá que pronunciarse sobre una propuesta de la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA) que sugiere vetar 4.000 sustancias contenidas en las tintas para tatuajes. España tiene una de las legislaciones más estrictas pero sólo hay una marca en el mercado que actualmente la cumple. Muchos tatuadores, argumentando que son de mala calidad, utilizan tintas compradas en otros países de la UE o en Estados Unidos.
No existen tintas para tatuajes ecológicas. La alternativa es optar por aquellas lo más naturales posibles y libres de metales pesados. Últimamente podemos encontrar opciones veganas ya que las tintas pueden contener hueso carbonizado (que se utiliza para potenciar el color de la tinta negra), glicerina de grasa animal, gelatina de pezuñas de caballo y goma laca de escarabajos entre otros ingredientes de origen animal. Pero ser veganas no las hace menos tóxicas.
Una alternativa a los tatuajes son las propuestas más efímeras para decorarnos el cuerpo. Las realizadas con el fruto del huito o genipa, un pequeño árbol que crece en las selvas americanas, o la tradicional henna, duran un par de semanas pero no tienen contraindicaciones a no ser que tengamos una alergia específica a la planta. Conviene siempre informarnos bien porque algunos productos como la henna negra incluyen componentes químicos.
Así que si decidimos decorar nuestro cuerpo de forma permanente no debemos olvidar que conlleva unos riesgos y que es muy importante informarse bien antes.
Autora: Montse Escutia, Co-fundadora del Proyecto Red Ecoestética Asociación Vida Sana | www.ecoestetica.org
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