La industria de los edulcorantes no nutritivos (ENN) o bajos en calorías factura cada año miles de millones de euros y buena parte de su mercado se encuentra en las personas que intentar bajar de peso. Pero los productos substitutivos del azúcar no son la solución al problema creciente de obesidad en las sociedades industrializadas.

Los edulcorantes no son la solución mágica a la obesidad

Incluso pueden ser parte del problema, según se apunta en un trabajo de revisión de estudios científicos publicado en diciembre de 2019 por investigadores de la Universidad de Australia Meridional, en Adelaida (University of South Australia, UniSA). El profesor Peter Clifton, líder de este trabajo de revisión, destaca que uno de los estudios más sólidos en este campo, en el que participaron 5.158 adultos de Estados Unidos durante un período de siete años, encontró que aquellas personas que consumieron grandes cantidades de edulcorantes artificiales aumentaron más de peso que los no usuarios de estos substitutivos del azúcar.

“Los consumidores de edulcorantes artificiales no reducen su consumo total de azúcar”, ha explicado el profesor Clifton en una nota difundida por su universidad poco después de firmar los resultados de su trabajo científico en un artículo publicado en la revista especializada Current Atherosclerosis Reports.

En realidad, recuerda el investigador, muchas personas consumen ambos tipos de productos -azúcar y edulcorantes- pero utilizan los edulcorantes bajos en calorías para tener la sensación de que están haciendo algo para controlar su peso.

Los productos substitutivos del azúcar no son la solución al problema creciente de obesidad en las sociedades industrializadas

Una parte de las personas que entran en esta dinámica se sienten tranquilizadas psicológicamente una vez que han substituido el azúcar por un edulcorante en el café, por ejemplo, y de este modo están predispuestas a seguir comiendo productos con altos contenidos de azúcar y otras fuentes de calorías, por lo que no solucionan el problema de sobrepeso.

Algunos de los estudios revisados indican que uno de los problemas de los edulcorantes artificiales es que pueden alterar el microbioma de las personas que consumen algunos de estos substitutivos del azúcar. En concreto, se podría ver afectada la flora o microbiota intestinal, es decir, el conjunto de bacterias que viven en el intestino. Este tipo de alteraciones podría estar relacionado con el aumento de peso y el riesgo de diabetes tipo 2, pero no se ha conseguido determinar su interacción.

“No está claro que el consumo de ENN tenga un efecto directo en el riesgo de padecer diabetes tipo 2 o sobre los problemas de control glucémico, aunque hay alguna evidencia de la modificación del microbioma y de la interacción con los receptores de sabor dulce en la cavidad oral y la modificación de los intestinos, secreción de péptido 1 similar al glucagón (GLP-1), péptido YY (PYY), grelina y polipéptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GIP), que puede afectar la glucemia después del consumo de edulcorantes no nutritivos”, indica el resumen del estudio liderado por el profesor Clifton.

El equipo australiano cita 13 estudios que investigaron los efectos de la ingesta de bebidas con edulcorantes artificiales en los que no se encontró relación directa con el riesgo de diabetes tipo 2. Por otra parte, sólo uno de los estudios revisados encontró que las personas que habían dejado de tomar bebidas con edulcorantes y tomaban bebidas azucaradas o jugos de frutas tenían un riesgo entre el 5% y 7% menor de diabetes tipo 2, aunque tampoco en este caso quedó claro el motivo de los supuestos beneficios de las bebidas con azúcar.

Los edulcorantes no son la solución mágica a la obesidad

En otro grupo de estudios se ha analizado la posible relación de las bebidas con edulcorantes con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, accidentes cerebrovasculares y demencia entre las personas mayores. El estudio liderado por el profesor Clifton reconoce también en este caso que existen algunos indicios en este sentido pero admite que no se ha encontrado ningún estudio con grupos amplios de pacientes en el que se pueda establecer una relación clara de que los edulcorantes provoquen más daños cardiovasculares de los que pueden ser atribuidos al azúcar.

Por otra parte tampoco se han podido explicar en estudios de laboratorio cuáles serían las causas de estos supuestos efectos adversos de los edulcorantes.

La primera conclusión del trabajo de este equipo australiano es que los edulcorantes autorizados y sometidos a controles científicos no parecen provocar graves daños directos a la salud, aunque deben realizarse más estudios para estar totalmente seguros de que no existen riesgos en problemas como la diabetes. Además, debe quedar claro que los edulcorantes no pueden ser considerados como una solución mágica para problemas de tanta gravedad o alcance como la obesidad y el sobrepeso.

Algunos de los estudios revisados indican que uno de los problemas de los edulcorantes artificiales es que pueden alterar el microbioma

“Una mejor opción que los edulcorantes bajos en calorías es seguir una dieta saludable, que incluya gran cantidad de granos integrales, lácteos, mariscos, legumbres, verduras y frutas y agua”, recuerda con mucha razón el profesor Peter Clifton.

Buena parte de los estudios analizados en el trabajo que se presenta ahora en la revista Current Atherosclerosis Reports se basan en el análisis de los ocho grupos de edulcorantes de uso en alimentos y bebidas autorizados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés).

El producto más recientemente incorporado a esta lista es el advantame, uno de los edulcorantes artificiales más potentes que se conocen, unas 20.000 veces más dulce que el azúcar. Su uso fue aprobado en la Unión Europea en 2013 (con la identificación E969) y en Estados Unidos en 2014. Es un edulcorante no nutritivo que mantiene sus propiedades incluso a alta temperatura, por lo que puede utilizarse para hornear.

Más información:

Autor: Joaquim Elcacho, Periodista especializado en Medio Ambiente y Ciencia.

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