Tienen montones de propiedades y una densidad nutricional superior a otros alimentos. Los superalimentos son capaces de enriquecer nuestra dieta y mejorar nuestra salud, pero muchas veces no sabemos cómo utilizarlos. Hoy me gustaría explicar algunos aspectos importantes a tener en cuenta para beneficiarnos de estas maravillas que nos ofrece la naturaleza.
Decide cuáles tomar según tus necesidades
Existen muchísimos superalimentos que vienen de los rincones más remotos del planeta y con propiedades muy diversas. Muchos de ellos han sido tradicionalmente utilizados por medicinas milenarias, como la Ayurveda o la Medicina Tradicional China.
Algunos superalimentos son adaptógenos, otros nos ayudan a perder grasa, los hay que son ideales para completar una dieta restrictiva, unos cuantos destacan por su poder antioxidante… ¡El abanico de posibilidades es inmenso!
Si lo que buscas es mejorar tu rendimiento físico e intelectual, la maca puede ser una gran alternativa. Si, en cambio, estás combatiendo una infección, la moringa es tu aliada perfecta. En un proceso de pérdida de peso, el té matcha será un apoyo ideal. Si lo que necesitas es asegurarte todos los aminoácidos esenciales porque no tomas proteína animal, la espirulina es un excelente refuerzo.
Mi recomendación es que, antes de llenar la despensa de productos que no sabes para qué sirven ni cómo se utilizan, es mejor que escojas aquellos que concretamente crees que apuntan a tus necesidades y, esos sí, los uses a diario. De esta forma seguro que sentirás la diferencia al incorporar superalimentos en tu vida.
Escoge un buen momento del día
No vale colarlos por todos lados, en cualquier momento y cantidad. Algunos superalimentos tienen dosis máximas recomendadas y otros conviene reservarlos para las primeras horas del día, porque más tarde podrían interferir en tu ritmo circadiano.
Por ejemplo, en el caso de la espirulina, hay dosis indicadas (de 3g a 5g, 2 a 4 veces al día) y las personas con autoinmunidades no deberían tomarla. Otro ejemplo es el de los superalimentos con propiedades vigorizantes: no tiene ningún sentido tomar cacao o polen por la tarde, pues podrían entorpecer el descanso nocturno. En cambio, por la mañana o al mediodía serán acertadísimos para conseguir ese impulso que nos falta.
Algunos superalimentos tienen dosis máximas recomendadas y otros conviene reservarlos para las primeras horas del día
La manera de tomarlos puede variar mucho, pero una forma que casi nunca falla es la de añadirlos a un yogur, smoothie o zumo. En general todos tienen buen sabor. Si los incluyes en una receta caliente -en una crema por ejemplo- mejor añadirlos al final y así minimizas la pérdida de sustancias terapéuticas.
Búscalos de buena calidad y combínalos con alimentos sanos
Esto parece una obviedad, pero no lo es. Por un lado, es importante buscar productos elaborados a partir de ingredientes ecológicos certificados para evitar agrotóxicos y también optar por aquellas marcas que nos garanticen información fiable para poder utilizarlos correctamente.
Por otro lado, el uso de superalimentos debería enmarcarse en una dieta que sea globalmente saludable. Si damos el paso hacia los superalimentos, es fundamental que primero hayamos apartado de nuestra dieta todo aquello que nos hace daño. Una canela, que es hipoglucemiante, no podrá hacer nada por ti si continúas tomándote cada día un refresco azucarado. Tampoco la cúrcuma realizará milagros si tu alimentación se basa en ultraprocesados. Los superalimentos tienen beneficios potentísimos, si van acompañados de una alimentación en sintonía.
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Elige bien, elige los Superalimentos de Sol Natural
Autora: Pilar Rodrigáñez Técnica Superior en Dietética.
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