En muchas ocasiones, cuando entramos en la cocina aspiramos a preparar grandes platos, con recetas muy elaboradas e ingredientes exóticos. Esto supone una gran inversión de tiempo, tanto en los fogones como previo para encontrar todo lo necesario.
Ya sea para una ocasión especial como en nuestro día a día, es posible sorprender a nuestros invitados y sobre todo a su paladar con platos mucho más sencillos, con ingredientes habituales.
Claves para sacar el chef que todos tenemos dentro
Aquí te dejamos algunos puntos clave sin perder demasiado tiempo, ni dinero en el intento.
En primer lugar, debes conocer y respetar los tiempos de cocción de cada ingrediente. Aunque parezca una obviedad, el brócoli y las patatas no tardan lo mismo en cocinarse. Entender esto y comenzar a añadir los ingredientes de la receta según su dureza, es indispensable si lo que pretendemos es sacar todo el partido a un plato. Es muy desagradable encontrar trozos de cebolla demasiado crujiente por no haberse cocinado adecuadamente o que el brócoli se haya deshecho por completo y quede repartido por todo el caldo o la salsa. Si tu receta necesita cebolla, cebolleta o puerro, asegúrate de que quede bien tierno. Las verduras y las hortalizas, ligeramente al dente, conservan todo su sabor y consistencia. Al pasarnos de cocción, se volverán pardas, mustias y su sabor se habrá reducido también.
Combinar adecuadamente con mezclas sencillas, tanto de ingredientes como de sabores, es clave para dar protagonismo a un ingrediente concreto
Procura no enmascarar los sabores sino potenciarlos
Se suele decir que, a veces, menos, es más. Unas vainas cocidas al vapor ligeramente crujientes y acompañadas con una salsa ligera de tahini y lima o unas semillas para decorar, es un plato que se prepara en menos de 10 minutos con un resultado excelente. Las vainas mantendrán su sabor y firmeza y la salsa, con el punto cítrico, combina y aporta frescura.
Elegir un estilo de cocción acertado
Tanto para los ingredientes como para el tiempo del que disponemos nos permitirá ir más relajados y sacar todo el partido a nuestra receta. La cocción de las verduras al vapor es rápida y muy fácil ya que no requiere casi nada de atención al ser muy difícil que los alimentos se quemen.
Por otro lado, los horneados son cocciones largas, pero tienen una ventaja y es que no requieren mucha atención. Mientras cocinas unas verduras, patatas, seitán o cualquier otra cosa al horno podrás dedicar tu tiempo a preparar la mesa, terminar otra elaboración o simplemente descansar. Los salteados, son un estilo de cocción, que, aunque necesiten dedicación y presencia, se llevan a cabo muy rápido. Sólo necesitas una sartén caliente, aceite o incluso agua, y colocar los ingredientes dentro. Remover para que el calor se reparta por igual y a disfrutar.
En algunos casos, un simple guiso, estofado o unas legumbres pueden ser un plato perfecto, sencillo y muy saludable. Si no tienes tiempo para cocer tus propias legumbres, siempre puedes comprarlas ya cocidas, aclararlas bajo el grifo, escurrirlas bien y añadirlas a cualquier receta que estés haciendo hacia el final de la cocción. Hacer unas lentejas no te llevará más de 10 minutos preparar los ingredientes y colocarlos en la olla o la cacerola, ya sólo quedaría esperar.
Las especias, reinas del sabor
Si lo que te gusta es darles a tus platos un toque diferente o un puntito exótico, las especias harán que una receta totalmente sencilla se convierta en una explosión de sabor y matices. Para ello, deberás conocer cuáles son y cómo combinan mejor. La regla de oro sería no abusar, sobre todo si no estás muy acostumbrado a una especia, y sobre todo si es picante.
Una de las mejores formas de asegurarnos la calidad de un buen ingrediente es que sea de temporada. Para hacer una cocina simple, necesitaremos que la calidad del producto inicial sea buena. Al ser de temporada, será más probable que se haya recolectado más cerca de su punto óptimo de maduración y así tenga más sabor.
El Plato Saludable de Harvard
Otra técnica para cocinar de manera sencilla es apoyarse en el famoso Plato saludable de Harvard. Sólo tienes que visualizar un plato: la mitad lo llenaríamos con verdura, un cuarto con proteínas y el otro cuarto con carbohidratos. Añadimos algo de grasa saludable y tendríamos un plato completo y fácil. La principal ventaja de esta propuesta es que se trata de una manera muy sencilla y visual de distribuir en el plato los alimentos para alcanzar unas proporciones saludables. Por ejemplo, podemos poner ensalada, verduras al vapor, a la plancha o al horno, garbanzos salteados con especias, tofu, seitán o tempeh como ejemplos de proteína vegetal y arroz integral, cus cus, quinoa, polenta… o pasta en la parte de hidratos de carbono.
Hay miles de combinaciones posibles para comer sano y completo sin llegar a aburrirse
La presentación y decoración, claves
Si has preparado una receta, te ha llevado tiempo, has respetado los tiempos de cocción de los ingredientes y has hecho buenas combinaciones, ¿verdad que no tiene sentido acabar con una mala presentación? Ordenar los ingredientes en el plato adecuadamente, decorarlo y cuidar los detalles nos dará un punto de sofisticación sin necesidad de tener grandes dotes culinarias. A veces unas semillas bastarán para aportar un toque crujiente en un plato, otras, una hierba o unos germinados darán volumen a nuestra preparación.
La actitud de comer
Si la decoración del plato es la puesta en escena, no menos importante es nuestra actitud frente a la comida. Tomar conciencia del proceso que ha hecho posible que los ingredientes lleguen a nuestro plato y estar atentos es un ejercicio que podemos practicar varias veces al día, en cada comida.
Mantener una actitud de simplicidad en la mesa, evitando distracciones como ver la televisión, comer frente al ordenador o enganchados al móvil nos permitirá disfrutar más y mejor nuestra comida. Ahora sí, ¡buen provecho!
Autores: Iván Iglesias, Chef y profesor de cocina vegana y Estela Nieto, Psicóloga, Master en psicopatología y salud, y especialista en psiconutrición
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