La macrobiótica es una filosofía de vida que fue creada por el pensador japonés George Oshawa (1893-1966). Aunque mucha gente lo piense, la macrobiótica no hace referencia únicamente a una dieta, sino a una forma de entender nuestro cuerpo y el entorno y cómo éstos se relacionan entre ellos. Su objetivo es aprender a comer de forma saludable y simple para poder encontrar la armonía del cuerpo, la mente y el planeta.
Yin y Yang / Vivir en armonía
Una de las bases de la macrobiótica es el principio de equilibrio del yin y el yang, dos conceptos de la filosofía taoísta que nos muestran la dualidad de las fuerzas opuestas y complementarias que encontramos en el universo. Por ejemplo, el día y la noche, la luz y la oscuridad, la vida y la muerte… Esto, trasladado a la alimentación, nos puede servir para comprender qué alimentos son los mejores para nosotros en cada momento. Algunos alimentos nos ayudan a entrar en calor, otros nos enfrían, nos activan o relajan, nos acidifican o alcalinizan, etc.
Esta filosofía y alimentación no es una dieta estática, sino que encontramos distintos niveles a través de los cuales la persona, mediante el propio autoconocimiento, puede ir avanzando y adaptando la alimentación conforme a sus necesidades.
¿Para qué sirve?
La macrobiótica se defiende como una herramienta para ayudar a alcanzar este equilibrio interior, huir de la rigidez y encontrarse centrado. Lo que se pretende conseguir es potenciar el bienestar físico, mental y espiritual.
Lo que se pretende conseguir con la macrobiótica es potenciar el bienestar físico, mental y espiritual
Beneficios de la macrobiótica
Si partimos de una alimentación poco saludable y nos dirigimos a una alimentación donde prescindimos de azúcar, de procesados, de carne roja y priorizamos el consumo de alimentos de temporada y proximidad, esto tendrá sus beneficios inmediatos sobre nuestra salud y sobre el medio ambiente. Uno de los más evidentes es que, al tratarse de una alimentación basada en alimentos integrales, nos ayudará a reducir los picos de glucosa en sangre, que tantos problemas da en la sociedad actualmente.
Inconvenientes y restricciones
A pesar de sus beneficios, también puede llevarnos a situaciones que pueden comprometer nuestra salud. Existen muchas formas de llevar a cabo una alimentación macrobiótica. De hecho, dentro de esta filosofía existen diferentes estadios que pueden llevarnos a una alimentación realmente restrictiva y que puede llegar a ser deficitaria en micronutrientes como podrían ser el hierro, las proteínas, la vitamina B12, el calcio u otros. También se asocia esta forma de alimentarse como beneficiosa contra el cáncer, pero todavía no existe suficiente evidencia científica que avale este supuesto.
Nos encontramos ante una alimentación principalmente vegana que defiende el consumo de alimentos naturales y ecológicos y destierra el consumo de procesados
Alimentos macrobióticos
Nos encontramos ante una alimentación principalmente vegana que defiende el consumo de alimentos naturales y ecológicos y destierra el consumo de procesados. En la dieta macrobiótica la idea es que todo lo que comamos tenga una energía neutra, que no sea extremo. Dentro de este grupo encontraríamos principalmente los cereales y los vegetales como alimentos base, pero también otros como legumbres, frutos secos, semillas, frutas de estacionalidad, fermentados, setas y algas.
Mientras que la carne, el alcohol, los embutidos, los aditivos, azúcares, fritos, huevos, alimentos procesados, especias picantes…no son aptas en esta alimentación o sólo se podrían consumir de forma muy ocasional. Si deseáis realizar cambios profundos en vuestra alimentación puede ser interesante consultar a un profesional para que os guíe y os recomiende aquellos alimentos más adecuados a vuestra condición y constitución.
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Autora: Glenn Cots, Dietética integrativa
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