Aunque su nombre nos pueda llevar a confusión, el trigo sarraceno, también conocido como trigo negro o alforfón, no tiene ningún parentesco con el trigo convencional. El trigo sarraceno, al igual que la quinoa y el amaranto, son pseudocereales o falsos cereales. Estos no pertenecen a la familia de las gramíneas (como sí lo hacen el trigo, la cebada, la avena o el centeno), sino que botánicamente son de la familia Amaranthaceae (el amaranto y la quinoa) y Polygonaceae (el trigo sarraceno). Se apodan pseudocereales porque a nivel culinario pueden ser utilizados de forma similar (se utilizan en forma de grano, copo o harina) y a nivel nutricional también presentan propiedades similares a las gramíneas.

trigo sarraceno
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Un buen sustituto de los cereales

Los pseudocereales pueden ser un muy buen sustituto de los cereales, especialmente para aquellas personas que son sensibles a las prolaminas. Las prolaminas son un tipo de proteínas que encontramos en los cereales que contienen gluten (como el trigo, la espelta, la cebada o el centeno), pero que también podemos encontrar en aquellos cereales libres de gluten (como el maíz, el arroz, el teff, el sorgo o el mijo).

Las prolaminas pueden resultar problemáticas porque tienen la capacidad de irritar el tubo digestivo y acabar inflamando las paredes intestinales, hecho que, a largo plazo, puede generar distintos síntomas digestivos, alergias e incluso favorecer el desarrollo de ciertas patologías autoinmunes.

A nivel culinario, el trigo sarraceno se utiliza del mismo modo que se utilizaría cualquier cereal

Los beneficios del trigo sarraceno

El trigo sarraceno destaca, no únicamente por ser un pseudocereal libre de gluten y prolaminas, sino también por ser una de las mejores opciones para los sistemas digestivos más sensibles. Entre sus beneficios destaca por:

  • Tener un valor nutricional, en general, superior al del resto de cereales e incluso también al del resto de pseudocereales.
  • Ser rico en hidratos de carbono de bajo índice glucémico, por lo que no provoca picos elevados de glucosa.
  • Tener proteína con un perfil de aminoácidos bueno, rico especialmente en lisina y arginina.
  • Ser rico en minerales como el manganeso, el cobre, el magnesio o el fósforo.
  • Contener antioxidantes. Destacando especialmente por contener rutina o quercina, que nos ayudan a reducir la inflamación, mejorar la salud de nuestro corazón, mejorar nuestro perfil lipídico o disminuir el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer.
  • Ser rico en fibra, principalmente en forma de celulosa y lignina.
  • Regular los niveles de azúcar en sangre. Esto se debe a la presencia de la D-Chiro-inositol, que parece que hace más sensibles a las células de la insulina. Por lo que puede ser una buena alternativa para personas que padezcan diabetes o problemas para regular el azúcar en sangre.
  • Contener almidón resistente, que ayuda a generar ácidos grasos de cadena corta, en especial el butirato. El butirato es una excelente fuente de energía para nuestros enterocitos (las células que conforman nuestro intestino), así que nos ayuda a nutrir la pared intestinal.

El trigo sarraceno es una de las mejores opciones para los sistemas digestivos más sensibles

A nivel culinario, el trigo sarraceno se utiliza del mismo modo que se utilizaría cualquier cereal. Se puede tomar en forma de grano, tiene un sabor fuerte, aunque ligeramente dulce que lo hace ideal para combinar con cualquier tipo de verduras y proteínas. Y también se puede consumir su harina y preparar unos deliciosos creps, pasta o pan.

En definitiva, sustituir el trigo por el trigo sarraceno u otro pseudocereal puede ser una muy buena opción para mejorar la salud de tu sistema digestivo y aprovecharte de todos los beneficios extras que este nos aporta.

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Autora: Glenn Cots, Dietética integrativa

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