Una de las formas más fáciles de administración vía oral de plantas medicinales y fármacos, ha sido tradicionalmente y es el jarabe medicinal, sobre todo para los niños y las personas con problemas de deglución. La palabra jarabe (de origen árabe, “sharb”) significa bebida, de ahí que se le atribuya un origen árabe. Gracias al Papiro de Ebers, de 1500 a. C (uno de los documentos más antiguos e importantes sobre el uso de las propiedades curativas de las plantas para la medicina y uno de los descubrimientos más importantes del antiguo Egipto), sabemos que en la farmacopea egipcia ya existían toda clase de jarabes, ungüentos, polvos, supositorios y enemas.

jarabe medicinal
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El jarabe es según la definición de farmacopea europea, “una solución acuosa, límpida y de gran viscosidad que lleva azúcar (sacarosa) a una concentración similar a la de saturación”. Y es que, efectivamente, los jarabes llevan altas concentraciones de azúcar, o en el caso de los llamados melitos, de miel. Antes del empleo del azúcar en preparación de los jarabes, se empleaba la miel.

El azúcar que llevan los jarabes, además de su acción edulcorante, que da un sabor más agradable a muchos de los ingredientes que se emplean en su elaboración y de conferir esa textura viscosa, tiene una función conservante y, estando en altas concentraciones, hace que la elevada presión osmótica del jarabe impida el crecimiento de bacterias. Es el principio que también se produce en los alimentos en salazón y que se ha empleado a lo largo de la historia para su conservación.

Se pueden elaborar jarabes con proporciones menores de azúcar, pero entonces su conservación refrigerada es indispensable. Aún así, es recomendable mantener refrigerado cualquier jarabe, una vez abierto. Los jarabes, junto a las tisanas, los vahos y las inhalaciones de aceites esenciales difundidos, son una excelente elección para la prevención y el alivio de los síntomas catarrales y gripales, frecuentes en estas épocas de invierno.

El azúcar en los jarabes, además de su acción edulcorante, tiene una función conservante

Existen jarabes que además de fitoterapia, incluyen aromaterapia, yemoterapia o la mezcla de las tres, lo cual permite trabajar a tres niveles diferentes con los principios activos terapéuticos de las plantas. Los jarabes que incluyen yemas de plantas aportan gran cantidad de enzimas, vitaminas y oligoelementos muy bioasimilables y ayudan a la estimulación, regeneración y drenaje celular.

Sobre Herbalgem

HERBALGEM, laboratorio de yemoterapia concentrada BIO, trabaja desde hace más de 30 años en el desarrollo y la elaboración de complementos alimenticios a base de yemas y extractos vegetales y ofrece una gama muy extensa de productos con yemoterapia entre los que se encuentran los jarabes.

Jarabe de los fumadores: con raíz de énula, marrubio, caléndula, llantén, avellano y el AE de eucalipto para ayudar a limpiar las vías respiratorias. Proporciona un alivio rápido y facilita la respiración en caso de obstrucción profunda asociada al consumo de tabaco.

Jarabe expectorante: con jarabes de saúco, tomillo y énula y extractos de yemas de pino y álamo negro. Ayuda a descongestionar las vías respiratorias y mantener las defensas naturales.

Jarabe calmante: con tomillo, equinácea y barbadejo que ayudan a mantener sanas las vías respiratorias superiores y calmar la irritación de garganta. El saúco, el tomillo y la equinácea refuerzan las defensas naturales.

Jarabe de los cantantes: para cuerdas vocales cansadas y afonía. Elaborado con erísimo según una receta centenaria que ya utilizaban los cantantes del coro de la Capilla Sixtina de Roma en el siglo XVIII.

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Autora: Marta Gandarillas, Periodista especializada en Salud Natural, Titulada superior en Naturopatía y Terapeuta de Jin Shin Jyutsu

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