El uso de insecticidas químicos daña el medio ambiente y nuestra salud. Usados sobre los cultivos, matan abejas, mariposas y otros insectos polinizadores, por lo que su impacto es muy negativo. Además, contaminan el agua y el suelo. Si los aplicamos en casa en espray para eliminar mosquitos también estamos poniendo en peligro nuestra salud, ya que son tóxicos también para nosotros, irritando la piel, los ojos, la garganta y los pulmones. Al mismo tiempo, molestan a los animales domésticos.

En definitiva, por el bien común, es totalmente recomendable usar métodos alternativos naturales para defendernos de los mosquitos. Entre ellos, el uso de mosquiteras, la vigilancia de las aguas estancadas que pueden ser criadero de larvas y el uso de los aceites esenciales repelentes que tenemos a nuestro alcance.
Todos queremos protegernos y proteger a nuestros hijos de las picaduras molestas, pero no a cualquier precio. Tenemos a nuestro favor los aceites esenciales que, usados adecuadamente, pueden ser la solución a las cenas en la terraza, las salidas al campo y, en general, a las veladas veraniegas al aire libre.
Es totalmente recomendable usar métodos alternativos naturales para defendernos de los mosquitos
Tradicionalmente se ha usado Citronela de Ceilán y de Java, Palmarosa y Lemon-grass para repeler los mosquitos en zonas especialmente perjudicadas por sus ataques como son las selvas amazónicas. Tras muchos estudios de sus componentes se ha extendido su uso por todo el mundo. Son eficaces y seguros y se encuentran disponibles en diferentes presentaciones a escoger según el lugar, la hora, la actividad, el espacio a proteger, etc.
La actividad repelente e insecticida de los aceites esenciales se basa en la presencia de monoterpenos y sesquiterpenos en su composición, esto es, compuestos individuales o moléculas aromáticas con gran potencia repelente.
A los ya mencionados Citronela de Ceilán y de Java, Palma-rosa y Lemongrass podemos añadir el aceite esencial de Geranio, el de Eucaliptus citriodora, el de Árbol de té, el de Jengibre, el de Menta y el de Lavanda.
Todos ellos se pueden usar en difusores, añadidos a velas o diluidos en algún aceite portador y aplicado sobre la piel. Hay que tener en cuenta que algunas personas pueden ser alérgicas y que en ningún caso deben aplicarse directamente sin diluir sobre la piel ya que pueden irritarla.
Autora: Montse Mulé, Editora
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