Las salsas ecológicas son alimentos que precisan especial atención en su conservación durante el verano, una estación del año que se caracteriza por tener altas temperaturas. En esta época tenemos que ser precavidos a la hora de obtener, almacenar y consumir los alimentos, más concretamente aquéllos que presentan mayor susceptibilidad al calor.

Salsas ecológicas veraniegas
123rfLimited©serezniy. Sabrosa salsa pesto

Muy pocos conservantes

Estas salsas se diferencian de las convencionales en que contienen ingredientes procedentes de agricultura ecológica, quedando exentos todos aquellos alimentos que hayan sido tratados con pesticidas o modificados genéticamente. Además, la lista de conservantes permitidos en las salsas ecológicas es mucho más restrictiva y los que están aceptados son seguros en las dosis establecidas. Un ejemplo es el ácido cítrico (E 330) que está presente de forma natural en varias frutas.

El hecho de que las salsas ecológicas puedan contener muy pocos conservantes no es negativo, todo lo contrario, ya que no es interesante ingerir ingredientes que no están presentes en la naturaleza. Así pues, cuando hablamos de alimentación es recomendable utilizar el principio de precaución, es decir, si evitamos ingerir ingredientes modernos creados por la industria alimentaria nos aseguramos que éstos no comporten ningún perjuicio a nuestra salud, en caso de que lo haya. Por tanto, la mejor opción siempre será escoger la salsa que no contenga aditivos o que contenga los menos posibles.

Ahora bien, también hay que tener en cuenta que estos productos sin aditivos presentan menor estabilidad y mayor susceptibilidad a contaminación por microorganismos patógenos, por tanto, deberemos tener mayor cuidado al consumirlos.

Cuando hablamos de alimentación es recomendable utilizar el principio de precaución

Fecha de caducidad

Otro punto a tener en cuenta es que las salsas ecológicas, al estar hechas con alimentos naturales y no contener conservantes o contener muy pocos, normalmente tienen fechas de caducidad más cortas. Esto implica que se pueden enranciar o estropear con mayor rapidez en comparación con las salsas convencionales, por eso tenemos que tener cautela con su conservación y consumo.

Hay ciertas prácticas que pueden ayudarnos a conservar las salsas ecológicas más tiempo y nos proporcionan seguridad a la hora de consumirlas. Algunos ejemplos son:

  • Mantenerlas a una temperatura óptima: es importante que una vez abiertas (y antes también si no están envasadas al vacío) las guardemos en el frigorífico a unos 4ºC. Las temperaturas bajas ralentizan el crecimiento microbiano.
  • No comprar más de las que podamos consumir antes de que se estropeen. Una buena planificación de consumo es importante.
  • Después de servir la salsa, es recomendable limpiar bien todas las paredes del bote, cubrir el resto de ella con aceite de oliva virgen y tapar bien el envase. Con esto evitamos el crecimiento de moho.
  • Tener en cuenta la fecha de caducidad a la hora de comprar la salsa y valorar si tenemos tiempo de consumirla antes.
  • Una vez abierto el envase, respetar el tiempo de consumo preferente indicado en la etiqueta.
  • Utilizar nuestros sentidos como ayuda. Si observamos que ha cambiado de color, olor o textura, o que presenta cualquier signo de descomposición o moho, deberemos retirar la salsa de nuestra despensa y no consumirla.
Salsas ecológicas veraniegas
123rfLimited©jackf. Calçots a la brasa con salsa romesco

Prepáralas en casa

Otra cuestión es que las salsas ecológicas suelen tener un coste más elevado ya que están hechas con ingredientes de mayor calidad. Esto hace que no siempre estén al alcance de todos. La solución no tiene por qué ser comprar salsas convencionales, ya que son productos que generalmente están llenos de aditivos e ingredientes poco saludables como, por ejemplo, el azúcar. Una buena alternativa es realizar nuestras propias salsas en casa, así controlamos exactamente qué ingredientes le añadimos.

Las salsas caseras necesitan más precaución para conservarlas correctamente, sobre todo en los meses del año de más calor. Aparte de los consejos indicados anteriormente deberemos tener en cuenta otros aspectos:

  • Lavarnos bien las manos y los alimentos que queramos incluir en la salsa.
  • Ayudarnos de ingredientes naturales con características de conservación que ayuden a mantener la estabilidad de las salsas. Algunos ejemplos son:

El aceite de oliva: impide que el alimento entre en contacto con el aire y, por tanto, evita la proliferación de microbios aerobios.

La sal: es uno de los ingredientes de conserva por excelencia. La mayor parte de microorganismos no crecen en condiciones de elevada salinidad. El tamari es un buen ejemplo de salsa que contiene sal como base de conservación.

El vinagre y el zumo de limón: proporcionan a la salsa un pH ácido que dificulta el crecimiento microbiano.

El tomillo: contiene moléculas como el timol, los flavonoides o los polifenoles que, gracias a sus propiedades antimicrobianas y antioxidantes, favorecen la conservación de los alimentos.

El clavo: contiene eugenol, un derivado fenólico que posee propiedades bacteriostáticas y bactericidas.

El romero: tiene propiedades antioxidantes que retrasan el proceso de oxidación de los ingredientes, favoreciendo sus propiedades más tiempo.

El vinagre y el zumo de limón proporcionan a la salsa un pH ácido que dificulta el crecimiento microbiano

  • Guardar la salsa en un recipiente hermético y en la nevera.
  • Si hacemos más cantidad de la cuenta podemos envasarla al vacío utilizando la técnica del baño maría o, si lo preferimos, podemos congelarla.
  • La consumiremos idealmente antes de los 5-7 días posteriores a su realización.

Hay muchos tipos de salsas caseras que nos pueden ayudar a dar sabor a nuestros platos. Un ejemplo es la salsa pesto vegana, la cual se realiza con albahaca fresca, anacardos, levadura nutricional, zumo de limón, aceite de oliva virgen y sal. En verano la podemos añadir a las ensaladas para darles frescura y variedad.

Otra salsa buenísima es la salsa de romesco, hecha con avellanas, almendras, tomate, ñoras, vinagre y otros ingredientes según la receta. Es perfecta para poner sobre verduras hechas al horno o para acompañar una ensalada de escarola.

Existen muchas más: la veganesa, la salsa chimichurri, la salsa de ajo y perejil o la clásica salsa de tomate son algunos ejemplos. ¡Anímate a probarlas!

Autora: Jordina Bargas, Dietista y Enfermera

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