Llegan las tardes de otoño, el día se acorta y empezamos a notar el descenso de la temperatura. El otoño llama a nuestra puerta, una vez más, acariciándonos con su tenue luz. Así, nos adentramos en el mes de noviembre, y comienzan a aparecer los primeros resfriados. La Apiterapia es la ciencia que estudia el uso de los productos derivados de la colmena, elaborados por las abejas, como la miel, la Jalea real, el polen, el veneno de abeja y el propóleo, para potenciar el estado de salud del ser humano. Si unimos esta antigua terapia a una alimentación equilibrada y rica en nutrientes que potencien nuestro estado defensivo, podremos mantener unas defensas fuertes para afrontar el frío invernal.

El Propóleo es una sustancia resinosa, que elaboran las abejas a partir de diferentes resinas de árboles y que utilizan para proteger la colmena de infecciones y de la invasión por patógenos, también para sellar agujeros y grietas y para revestir internamente la colmena, y así mantener su temperatura interior (35ºC). Los estudios con esta preciada materia prima, nos muestras su gran poder antimicrobiano, que actúa frente a diferentes cepas de bacterias y virus, al tiempo que es capaz de potenciar nuestro sistema inmune y contribuir a controlar la inflamación.
Esta preciada sustancia combina muy bien con la miel y los extractos de plantas
El propóleo se ha utilizado tradicionalmente por sus propiedades antisépticas, antiinflamatorias, antibacterianas, antimicóticas, cicatrizantes, antioxidantes e inmunomoduladoras. Se compone principalmente de resina (50%), cera (30%), aceites esenciales (10%), polen (5%) y otros compuestos orgánicos (5%). Contiene doce flavonoides diferentes y compuestos fenólicos, que parecen ser los responsables de su actividad antiinfecciosa y antiinflamatoria. El propóleo contiene además vitaminas del complejo B, vitamina C y E y minerales y oligoelementos (magnesio, calcio, potasio, cobre, zinc, manganeso, etc.).
Las abejas nos ofrecen pues una herramienta única para afrontar las infecciones bacterianas y virales asociadas a la estación invernal. Esta preciada sustancia combina muy bien con la miel y los extractos de plantas, que también pueden contribuir a mantener un buen estado defensivo y a proteger el sistema respiratorio, calmar la tos y reducir la inflamación, como la equinácea, el plantago, el malvavisco, la drosera, el regaliz, el tomillo, el sauce, el jengibre, las flores de malva y los frutos de acerola.
Autora: Maribel Saíz Cayuela, Licenciada en Ciencias biológicas, PGD. Dietética y nutrición.
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