En España, aunque presumimos de “dieta mediterránea”, comer fuera de casa suele ser una experiencia frustrante e insatisfactoria para muchos vegetarianos y a menudo es una tarea imposible para los veganos.

Comer vegetariano fuera de casa

Por supuesto cada vez hay más restaurantes vegetarianos y veganos y esta es siempre la mejor opción cuando podamos elegir. Pero a veces las circunstancias sociales nos llevan a sitios a los que por propia voluntad nunca habríamos ido. Si además vamos con niños la cosa puede ser todavía más complicada.

Es muy importante, antes de salir de casa, saber dónde vamos a ir y ver la carta. En los casos en los que en el menú no haya nada aparte de algún entrante y del pan,  se hace imprescindible llamar al restaurante con antelación y averiguar si pueden preparar una comida especial. No os conforméis con decir que sois vegetarianos/veganos y con que os respondan un Sí, podemos hacer cualquier cosa, lo más probable es que acabéis con una triste ensalada o unas verduras a la plancha. Lo mejor es hablar con el cocinero/a directamente.

No dejéis de ofrecer sugerencias, muchas veces en los restaurantes no vegetarianos no preparan platos a partir de alimentos que tienen disponibles simplemente porque no se les ocurre. Siempre sugerid que añadan frutos secos a los platos de verduras o pasta o arroz que os ofrezcan, es una manera de enriquecerlos culinaria y nutricionalmente y de tomar un plato completo. Si al cocinero/a no se le ocurre nada, sugerid adaptaciones de algún plato que ya haya en la carta.

Si lo único que tienen es ensalada, insistid en que añadan legumbres, pasta, verduras asadas, patata, aguacate… al menos que os hagan una ensalada completa y consistente.

Si vais con niños pequeños una buena solución puede ser llevar comida preparada para ellos; todo el mundo lo entenderá y nos quitamos la presión de tener que elegir algo que sabemos de antemano que no van a poder comer. Un sándwich pequeño o una tartera con un poco de humus y pan de pita, un poco de fruta ya cortada y un yogur suelen ser suficientes.

Cuando tenemos un acontecimiento social particularmente difícil como una boda, bautizo, u otro evento grande donde prevemos que no vamos a poder comer prácticamente nada, nos queda una solución radical: se llama pre-comer y consiste en hacer una comida o cena completas justo antes de salir de casa, de manera que al menos no pasamos hambre ni nos enfadamos ante la falta de opciones y podemos concentrarnos en el lado social del encuentro.

Autora: Miriam Martínez Biarge, Médica Pediatra

Suscríbete a la Newsletter y recibe Bio Eco Actual gratis cada mes en tu correo

Bio Eco Actual, tu mensual 100% ecológico
Leer Bio Eco Actual