Si has nacido en el arco mediterráneo, seguramente no sepas cocinar sin tomates, las grandes recetas de nuestro patrimonio culinario tradicional incluyen esta apreciada baya, sin embargo, antes de la llegada a América de los primeros españoles, aquí no había tomate.

tomate historia alimentacion

El tomate (Solanum lycopersicum) es una baya de la familia de las solanáceas, natural del altiplano central del continente americano. Existen evidencias arqueológicas que demuestran que el tomate verde (Physalis ixocarpa) fue domesticado por los pueblos oriundos de Mesoamérica en épocas prehispánicas, probablemente, hacia el siglo V a.C., y a partir de la domesticación del tomate verde, surgieron las diversas variedades de tomate actuales.

Hoy se cultiva y se consume de mil maneras en todo el mundo, siendo muy apreciado en la diversidad gastronómica global. Las hojas y los tallos de la planta contienen glicoalcaloides tóxicos, pero el fruto es comestible. Entre sus muchas propiedades nutricionales destacan su riqueza en minerales, especialmente en potasio, y en vitaminas A, B y C.

El tomate es bajo en sodio, bajo en grasas y rico en fibras, así que es un excelente aliado para una cocina ligera y saludable. Su color rojizo intenso se debe a su alto contenido en licopeno, un antioxidante muy potente que nos ayuda a prevenir problemas cardiacos.

Etimológicamente, la palabra tomate procede del vocablo Xīctomatl, que significa fruto con ombligo en Náhuatl, la lengua de los mexica, la etnia que dominaba el Imperio Azteca, la civilización que encontraron y poco tiempo después derrocaron los conquistadores españoles, tras arrasar la ciudad de Tenochtitlán (hoy ciudad de México) en 1.521. Lógicamente, los primeros europeos que comieron tomates fueron Hernán Cortés y compañía.

Después de la conquista española el cultivo del tomate se transfirió a las colonias del Caribe, al archipiélago Canario, a la Península Ibérica y resto de Europa; así como a las colonias españolas de Filipinas, de ahí su cultivo también comenzó a expandirse por el continente asiático.

En los textos españoles apareció mencionado por primera vez en 1.595, como jitomate, palabra que sigue utilizándose en México para referirse a una especie de tomate muy grande de color rojo cuya forma le da apariencia de tener un ombligo. Muchas personas lo llaman así para diferenciarlo de la variedad de tomate verde que también es conocido como tomatillo.

Sin embargo, en el resto de Europa, la primera mención sobre el tomate conocida aparece años antes que en la literatura española. En 1.544, en un tratado sobre herbolística escrito por Pietro Andrea Mattioli, un médico y botánico italiano, quien lo describió como un nuevo tipo de berenjena de color dorado o color rojo sangre que podía comerse crudo o cocinado. Diez años más tarde, el tomate fue nombrado por el mismo Mattioli como pomo d’oro, o «manzana de oro» de aquí el nombre pomodoro, en italiano.

Los tomates están presentes en todas las cocinas del mundo, pero sobretodo, en la mediterránea. ¿Te imaginas nuestra gastronomía sin gazpacho, sin sofritos y sin salsas? El tomate es otro regalo que debemos a los pueblos originarios de América.

Autora: Helena Escoda Casas, Licenciada en Historia (UAB)

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