Las vacaciones de verano conllevan cambios en nuestra rutina, comidas fuera de casa, trayectos en coche, tren o avión, incluso cambio de hora si viajamos lejos. Todo esto puede dar lugar a molestias estomacales e intestinales (estreñimiento, diarrea, indigestiones, acidez) que pueden mantenernos unos días en la cama o incluso arruinarnos las vacaciones. ¿Dónde queda nuestra salud intestinal?

Son varias las medidas que podemos tomar para prevenir estos problemas y hacer que nuestro verano transcurra de la forma más agradable posible:
Una buena alimentación es fundamental
Aunque el verano es la época de las “transgresiones”, estas deben ser solo ocasionales. El resto de los días hay que tomar abundantes frutas, verduras y legumbres. Es difícil encontrar cereales integrales cuando comemos fuera, pero esto lo podemos suplir desayunando en casa gachas de avena o pan integral con aceite.
Extrema el cuidado con la higiene
Especialmente en viajes a países con menores niveles de higiene, extrema el cuidado: bebe siempre agua embotellada, evita los alimentos que no hayan estado refrigerados, y lávate bien las manos antes de manipular la comida, así como las frutas (es preferible pelarlas).
La hidratación es muy importante
Mantenernos muy bien hidratados facilita las digestiones y previene el estreñimiento. El gazpacho es una estupenda forma de aportar líquidos en verano y además nos proporciona vitaminas y antioxidantes. Como el alcohol deshidrata, cuando tomemos alguna bebida alcohólica conviene beber a la vez la misma cantidad en forma de agua. El alcohol también produce gastritis y reflujo; las personas con tendencia a padecer estos problemas deben evitarlo lo más posible.
El ejercicio siempre ayuda
Hacer ejercicio físico facilita el tránsito intestinal. El verano es ideal para montar en bicicleta, nadar, o jugar al tenis, pádel o vóley-playa. Si no nos gusta ningún deporte siempre podemos pasear y hacer senderismo. Durante los viajes largos, cualquiera que sea el medio de transporte, debemos procurar al menos andar y estirarnos cada cierto tiempo.
Algunos suplementos nos pueden ayudar con la salud intestinal
Los probióticos mantienen una microbiota (flora intestinal) sana y de esta manera pueden prevenir y tratar las diarreas tan típicas del verano. Son también efectivos en la prevención de la diarrea del viajero (que ocurre sobre todo cuando viajamos a países tropicales) y en la diarrea secundaria a los tratamientos con antibióticos. Los probióticos pueden disminuir las molestias asociadas con el intestino irritable, que generalmente se intensifican con los cambios de rutina y el estrés de los viajes.
Hay muchos tipos de probióticos, por ello es recomendable consultar con un profesional que nos dirá cuál es el más apropiado en nuestras circunstancias.
- Jengibre. Es uno de nuestros mejores aliados durante el verano. Es enormemente efectivo frente a las náuseas, incluyendo las que ocurren en los viajes en coche y autobús. Pero además alivia las migrañas y la dismenorrea.
- Muchas personas encuentran que el gel de aloe vera les ayuda a aliviar la gastritis y el reflujo leves.
- La menta relaja la musculatura intestinal y de esta forma reduce la flatulencia, los calambres y la hinchazón abdominal. También alivia la indigestión. Podemos tomar la menta en infusión y como aceite esencial. El aceite es irritante y no debemos tomarlo directamente, sino en cápsulas especiales que lo liberan al llegar al intestino.
- En el caso de que hayamos tenido que tomar una comida particularmente pesada, un suplemento de enzimas digestivas nos puede ser de mucha utilidad.
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Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra, www.mipediatravegetariano.com
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