No hace demasiados años hablábamos de un posible cambio climático si no actuábamos siendo más respetuosos con nuestro medio, pero muchos no lo creyeron y otros pensaban que era la expresión alarmista de algunos antisistema que pretendían con esta argucia poder cambiar el sistema económico mundial. Y por supuesto, la mayoría de los dirigentes mundiales (teóricos estadistas), lo negaban radicalmente. Y resultó que sí, aquellos avisos de personas respetuosas que sabían lo que decían, ha sido un hecho y hoy es una evidencia científica, aunque todavía algunos dirigentes políticos continúan negándolo por intereses particulares.

Canvi climàtic i producció agrària en tercers països

Este es el hecho, una terca realidad que nos afecta a todos, sí a todos, aunque a algunos más, como los más vulnerables precisamente por su situación. Hoy aunque todavía hay quien lo niega, el agua de los mares y océanos eleva sus niveles, la meteorología es más severa en todo el mundo y se va extremando, es decir, hace más calor, con algunas puntas de frío a pesar de que la temperatura global ha subido. Vamos en línea acelerada hacia un aumento inmediato de 2 grados en la temperatura global, hay más sequías y más lluvias torrenciales, más huracanes… y estos hechos implican unas consecuencias importantísimas en la economía y en las capacidades productivas de la agricultura a nivel global.

Los peligros nos amenazan cada día más, las lluvias torrenciales, la falta de agua durante muchos meses, con las consecuencias que implica en relación a la habitabilidad en estas zonas, la desertificación creciente, el aumento del nivel del agua de los mares que implica la inundación de agua salada en zonas que hasta hace poco eran cultivables, así como la inundación de zonas habitadas, los incendios forestales en toda la extensión de la tierra, incluso en zonas húmedas como son las selvas amazónicas o también en las zonas altas y frías de Siberia …

Estamos ante un desplazamiento forzado de las zonas de cultivo y agrícolas a nivel mundial, este hecho implica cambios en los tipos de cultivos así como la transformación de zonas forestales en agrícolas en latitudes más elevadas. Con la pérdida de biodiversidad y de integridad biológica que ello implica así como la aparición de nuevas enfermedades y / o el resurgimiento de otras que ya estaban erradicadas.

Por poner un ejemplo concreto: en las gélidas estepas de Mongolia se está iniciando el cultivo de cereales debido al incremento de la temperatura global, en zonas húmedas del río Gambia no se pueden ni siquiera preparar las tierras para el cultivo de el arroz por falta de lluvias (el arroz es la base de la alimentación en buena parte de África), o bien, los productores vitivinícolas que cada vez buscan tierras más elevadas para plantar sus viñedos …

El cambio climático es una evidencia científica, aunque todavía algunos dirigentes políticos continúan negándolo por intereses particulares

Así pues las sociedades tienen que hacer frente a una alerta climática de alcance global, pero que en países con culturas más tradicionales se hace mucho más difícil esta necesaria adaptación, por ejemplo en una población donde toda la vida se ha cultivado el arroz y éste ha sido la base de su precaria alimentación, les será más difícil pensar y buscar alternativas, porque no sólo son alternativas al cultivo, sino a su propia cultura alimentaria ancestral. Aunque el único recurso es tanto para ellas, como para todas las sociedades, las más modernas también, la capacidad de adaptación, que es el recurso fundamental. Como dice Greenpeace: “El cambio climático constituye la amenaza medioambiental más grande a la que se enfrenta la humanidad”.

Así pues podemos constatar que la variabilidad climática está aumentando en las últimas décadas, incrementando la vulnerabilidad económica y social de pequeños y medianos.

En el ámbito agrario, algunas de las medidas recogidas por los programas de adaptación de la agricultura familiar al cambio climático incluyen la diversificación de cultivos, la creación de nuevas variedades más eficientes en el uso de recursos, mejorar el uso del suelo para minimizar la erosión, mejorar el drenaje y mejorar la capacidad de almacenamiento y aprovechamiento del agua. Tal y como recogen los informes de la FAO, la disponibilidad de agua es el factor más importante para la adaptación de cualquier cultivo.

Habrá pues que buscar modelos de gestión de los recursos existentes en cada lugar, que sean muy eficientes en el uso de estos recursos (el agua, el suelo, los sustratos …), así como la cooperación entre las diferentes comunidades agrícolas. El desarrollo rural sostenible y la capacidad de adaptación es un camino que resultará imprescindible para el sostenimiento de estas comunidades y sus respectivas culturas. Todo con una acción decidida desde los estamentos de poder y los estados del primer mundo, de apostar decididamente por un cambio de paradigma en la gestión del medio y de sus recursos limitados, a fin de frenar y en casos determinados poder revertir la terca realidad del cambio climático, priorizando la gestión sostenible y eficiente de los recursos y de la preservación del medio de todo el planeta, independientemente del modelo social, de la cultura, de que sea un espacio rico o no, haciendo de la cooperación tecnológica para la agricultura un bien necesario para todos, a fin de poder dar salida a las necesidades de alimentación a nivel global.

Para hacer posible este mundo más sostenible, serán necesarias más herramientas, más recursos y también más conocimientos y tecnologías que nos permitan la adaptación necesaria e imprescindible, para que las comunidades de todo el mundo puedan vivir y subsistir de manera sostenible, a pesar del cambio climático en el que estamos inmersos. Todas las comunidades del mundo en su conjunto deben tener la capacidad de esta adaptación para que podamos salir. No hay alimentación para todos sin agricultura y ésta necesita personas que trabajen la tierra, con el agua y las tecnologías adecuadas.

Autor: Josep Llop, Antropólogo.

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