Se trata de la hoja molida de un té verde, que se disuelve en agua caliente. Pero no de cualquier té: el té matcha es uno de los tés más antiguos y venerados de Japón. Hoy descubriremos qué es lo que lo hace tan especial y por qué aconsejo incorporarlo en tu rutina saludable.
Un proceso delicado y multiplicador de nutrientes
Para elaborar el té matcha, se utiliza un té verde de muy alta calidad, el té sencha. Unas semanas antes de cosecharlo, se protege la planta de la exposición solar, lo que aumenta su producción de clorofila y también le da un sabor y aroma característicos.
“Matcha” significa molido. De este modo, mientras que en el té verde normal se descartan las hojas, en el té matcha éstas se muelen hasta conseguir un polvo muy fino que consigue diluirse en el agua.
El resultado es un té con una concentración más rica de vitaminas, minerales, aminoácidos y antioxidantes, es decir, un té con mayor valor nutricional. Se dice que una taza de té matcha equivale a diez de té verde. No sé si la cifra es exacta, pero, en todo caso, está claro que sus beneficios se encuentran multiplicados.
Extraordinaria concentración de antioxidantes
Entre sus compuestos destacan las catequinas, que son unos antioxidantes que han sido muy estudiados y que han demostrado grandes beneficios para la salud.
Por un lado, dichas catequinas del té matcha son protectoras ante diversos tipos de cáncer, como el de mama, el colorrectal o el de piel (estas sustancias protegen de la radiación solar).
Por otro lado, el té matcha se asocia a un menor riesgo cardiovascular ya que reduce la presión arterial, evita la oxidación del colesterol LDL, protege los vasos sanguíneos y regula la respuesta inflamatoria.
Además, se ha visto que el té matcha mejora el rendimiento cognitivo, siendo una buena opción en épocas de exigencia mental o para prevenir ciertas enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o el Parkinson.
Por si fuera poco, sus sustancias antioxidantes contribuyen a aumentar las defensas. Un motivo extra para consumirlo en estas épocas de bajas temperaturas.
De hecho, se le atribuyen un montón de otras propiedades, como ingrediente detoxificante, para quemar grasa o como alimento antiaging. Y, en efecto, todo esto y más nos regala el consumo regular de esta bebida japonesa.
El té matcha mejora el rendimiento cognitivo, una buena opción para prevenir enfermedades neurodegenerativas
Un té con ritual
Esta es una de las cosas que más valoro de las infusiones y tés: el tiempo de preparación, esa ceremonia que ya nos invita a bajar las revoluciones. El té matcha tiene un ritual muy simple, que nos permitirá disfrutarlo desde el minuto cero.
Se recomiendan 1 a 2 gramos de polvo por taza (una cucharadita aproximadamente). Luego se añade un poco de agua caliente -pero no hirviendo- y se bate con una brocha con cerdas de bambú (puede reemplazarse por una cucharita normal) hasta que esté bien integrado el polvo y el agua. Finalmente, añades el resto del agua caliente, y ya está listo para saborear y beneficiarte de todas sus ventajas nutricionales.
Una nota importante: tiene más cafeína que un té verde normal (no tanto como el café), así que, dependiendo de la sensibilidad que tengas a estas sustancias estimulantes, quizás prefieras reservar el momento de tomarlo a la primera parte del día.
Muy versátil en la cocina
Al ser un polvo, el té matcha es muy versátil a la hora de utilizarlo. Se puede tomar en una taza, calentito, pero también se puede incorporar a batidos, recetas de galletas o, por qué no, en una vinagreta.
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Sol Natural
Autora: Pilar Rodrigáñez Técnica Superior en Dietética.
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