En el etiquetado de los alimentos hay mucha información y no toda está destacada de la misma manera ni toda nos aporta valor a la hora de comprar.

Etiquetado de los alimentos, información obligatoria a los consumidores I

Los mensajes más visibles y grandes suelen ser los mensajes de marketing mientras que la información sobre el producto, la que realmente nos va a ayudar a compararlo con otros, la de indicación obligatoria, suele aparecer de una forma más discreta. Conocer bien la información que todos los alimentos deben indicar en sus etiquetados es sencillo y nos ayuda a poder comparar y decidir con buen criterio.

El saber nos permite comprar mejor. No tiene sentido pagar más por un producto que declara un mensaje como “fuente de fibra” si en realidad hay otros similares que, aunque no lo indican, tienen igual o más cantidad de ese nutriente. Para que como consumidores podamos decidir qué compramos de una forma adecuada, la normativa alimentaria europea exige que todos los productos aporten por lo menos cierta información clave sobre sus ingredientes, su composición nutricional, etc.

Etiquetado de los alimentos, información obligatoria a los consumidores I

Así, según el Reglamento 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, se exige que se incluya siempre en el etiquetado lo siguiente:

  • Denominación del alimento: se trata del nombre que nos dice qué es el alimento (no de la marca comercial), por ejemplo: yogur, galletas, bebida de avena, chocolate con leche, etc.
  • Lista de ingredientes: es la lista de todos y cada uno de los ingredientes del producto siempre en orden decreciente según están en la fórmula del producto. Esto nos da una orientación cuantitativa de cada ingrediente, cuanto más al principio de la lista más cantidad habrá.
  • Indicación en la lista de ingredientes de forma destacada de todo ingrediente o coadyuvante tecnológico que cause alergias o intolerancias (los que están en el anexo II del reglamento). Se suelen indicar en negrita, mayúsculas, cursiva o como se considere necesario, la cuestión es que los alérgenos se vean bien.
  • Cantidad de determinados ingredientes o de determinadas categorías de ingredientes en el caso de que esa información sea clave para conocer bien el producto, por ejemplo, la cantidad de la avena que tiene una bebida de avena o la cantidad de chocolate que tienen un muesli con este ingrediente. Normalmente esta cantidad se expresa como porcentaje en la lista de ingredientes.
  • Cantidad neta del alimento: por supuesto tenemos que saber el contenido de cada alimento envasado y si va sumergido en un líquido, la cantidad según el peso escurrido.
  • Fecha de duración mínima o la fecha de caducidad: siendo éstas muy diferentes. La primera se refiere a la fecha a partir de la cual la empresa no asegura que las características de sabor, olor, color, etc., del producto sean las mismas y se suele expresar como “consumir preferentemente antes de”. En el caso de la “fecha de caducidad” es la fecha a partir de la cuál no deberíamos consumir el producto pues la empresa no garantiza su seguridad.
  • Condiciones especiales de conservación y/o las condiciones de utilización: son instrucciones cuando son necesarias, por ejemplo, si lo tenemos que conservar en la nevera o en un lugar fresco y seco o si lo tenemos que gastar dentro de los dos días después de abrir el envase.
  • Nombre o la razón social y la dirección de la empresa alimentaria: información necesaria por si hubiera algún problema poder localizar al responsable del producto.
  • País de origen o lugar de procedencia: solo debe indicarse en algunos casos como, por ejemplo, en las carnes, la leche, la miel, o en otros productos si su no indicación puede llevar a error al consumidor.
  • Modo de empleo: si es necesario, por ejemplo, en una sopa deshidratada se explicará el modo de preparación.
  • Volumen de alcohol: solo para las bebidas que tengan más de un 1,2%
  • Información nutricional: es obligatorio para todos y nos dirá los valores reales de calorías, grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono azúcares, fibra, proteínas y sal del producto. Esta información debe darse por 100g y, si el alimento se presenta por raciones, también por ración.

Es muy importante tener en cuenta que, con dos de todos estos elementos informativos, la lista de ingredientes y la información nutricional, podremos comparar la calidad nutricional de los productos de la misma categoría. Así, por ejemplo, para unas galletas, podemos valorar con la lista de ingredientes si tienen azúcares añadidos y si están en cantidad considerable en función de en qué lugar de la lista esté el azúcar. También sabremos qué tipo de grasas o aceites llevan y junto a la información nutricional podremos escoger las que tengan menos azúcares totales y menos grasas saturadas, que serían los dos elementos más negativos para la salud.

Esa información debe estar en un lugar destacado de manera que sea visible, claramente legible e indeleble

Y ¿cómo se debe indicar todo esto según la normativa? Aunque siga siendo la “letra pequeña”, el reglamento exige que esa información debe estar disponible y ser fácilmente accesible, debe estar en un lugar destacado de manera que sea visible, claramente legible e indeleble (que no se pueda borrar, despegar, etc.). También debe cumplir un tamaño de letra mínimo que debe ser de 1,2mm o de 0,9mm en envases cuya superficie máxima sea menos de 80cm2. Además, la denominación del producto, la cantidad neta y el volumen de alcohol, si lo tuviera, deben estar en el mismo campo visual, es decir, debemos poderlo leer a la vez sin necesidad de girar el envase. Es muy importante que fácilmente podamos identificar qué es el producto y qué cantidad contiene el envase, entre otras cosas. Así, una buena lectura de las etiquetas nos da una excelente información para escoger mejor y como es un tema amplio y totalmente imprescindible, seguiremos profundizando sobre el mismo.

Autoras: Núria Arranz, Ingeniera técnica industrial, Tecnóloga de alimentos | Laura I. Arranz, Farmacéutica – Nutricionista.

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