Ya hace unos años que se descubrió la importancia de las bacterias que habitan nuestro organismo y es un campo que no se deja de estudiar y de sorprendernos con la relación directa que tienen estos microorganismos con nuestra salud digestiva, pero también emocional y del sistema inmune.

Bacterias inteligentes, salud digestiva e inmunidad

La microbiota intestinal, antes conocida como flora intestinal, es el conjunto de microorganismos que habitan en él: ya se estima que se compone de más de 100 billones de microorganismos con más de 1.000 especies diferentes de bacterias.

La microbiota se distribuye en diferentes partes del cuerpo: principalmente en el colon, pero también en el intestino delgado, en el estómago y en la boca.

Cuanto más diversa sea la microbiota intestinal más salud tendremos. Cada persona tiene un perfil de la microbiota intestinal único que se empieza a programar desde el útero de la madre.

En los primeros años de vida hay varios factores que promueven tener una buena o mala microbiota intestinal, pero los principales serían el nacimiento por parto vaginal y la lactancia materna en exclusiva hasta los 6 meses y complementaria hasta los 2 años. También influyen la relación con mascotas, hermanos o amigos y el entorno, evitando el efecto burbuja de un exceso de higiene.

En edad más adulta, también contribuirá si hacemos ejercicio o no, el nivel de estrés, la exposición a tóxicos y medicamentos (antibióticos, antiácidos, antidepresivos y AINES) y el tipo de alimentación.

Salud digestiva y sistema inmune

Entre las funciones metabólicas de la microbiota intestinal destacan la digestión y absorción de hidratos de carbono, que no podemos digerir por nuestra cuenta, la síntesis de vitaminas (K y B12) o la síntesis de ácidos grasos de cadena corta como resultado de la fermentación de fibra dietética. Además, participa en el efecto protector de la mucosa intestinal, la gran muralla de defensa de nuestro organismo.

La microbiota también modula el sistema inmune protegiéndonos frente el crecimiento de bacterias residentes, potencialmente patógenas, y frente a la invasión de agentes infecciosos externos.

La microbiota intestinal se puede “reprogramar” con unos hábitos de alimentación y de estilo de vida adecuados y con la ayuda de los probióticos

No es de extrañar que su alteración (disbiosis) provoque trastornos o enfermedades relacionadas con el sistema digestivo como la diarrea o estreñimiento, candidiasis (intestinal o vaginal) celiaquía o enfermedades inflamatorias intestinales. También muchas otras que van más allá: obesidad, síndrome metabólico, diabetes tipo 1 y 2, enfermedades autoinmunes, ansiedad, estrés, depresión, alergias o asma, entre otras.

Por lo tanto, una buena o mala salud intestinal condiciona la salud global de nuestro organismo.

Bacterias inteligentes

Aunque no cumpláis con los requisitos de una buena programación neonatal, tenemos una buena noticia: la microbiota intestinal se puede “reprogramar” con unos hábitos de alimentación y de estilo de vida adecuados y con la ayuda de los probióticos.

Los probióticos, por definición, son microorganismos que cuando se administran en cantidades adecuadas son beneficiosas. En los últimos años se han convertido en una potente herramienta terapéutica para tratar diversas patologías y restaurar la biodiversidad de nuestro ecosistema intestinal.

Actualmente, hay una gran oferta de probióticos y tenemos que aprovechar el gran abanico de combinaciones de género, especie y cepa para tratar diferentes patologías como por ejemplo: Bifidobacterium lactis BPL1 para controlar los niveles de glucosa, Lactobacilus plantarum LP para bajar el colesterol , Lactobacilus acidophilus NCFM para mejorar las digestiones o Bifidobacterium lactis BL-04 para aumentar las defensas.

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Autora: Lluca Rullan, Periodista especializada en nutrición y salud natural. Dietista con perspectiva integrativa.

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Bio Eco Actual Septiembre 2020