Entrevistamos a Margarita Campos, Presidenta del Comité de Agricultura Ecológica de la Comunidad de Madrid (CAEM), el organismo público que ejerce como autoridad de control y certificación ecológica. Hablamos sobre consumo ecológico como solución necesaria para frenar el cambio climático.

Entrevista a Margarita Campos

¿Qué diferencia un producto ecológico de uno convencional?
La diferencia fundamental reside en cómo se cultiva o produce el alimento. Los productos ecológicos respetan el entorno en el que se producen, no proceden de organismos modificados genéticamente ni contienen sustancias químicas añadidas y buscan el bienestar animal y el cuidado de los recursos naturales. 

¿Por qué consumir “bio”?
Porque nos importa la salud y nos importa el mundo que dejamos a las generaciones futuras. No solo eso, al consumir alimentos ecológicos fomentamos una gastronomía sostenible y generamos riqueza en el entorno. Nuestras abuelas ya practicaban lo que ahora llamamos el “consumo de proximidad”. Era una forma de consumir más justa, más saludable y donde el recetario estaba marcado por la estacionalidad de los alimentos. Estamos volviendo a este tipo de consumo en parte gracias al esfuerzo de todas estas personas que siguen cultivando y produciendo buenos alimentos como se ha hecho siempre: respetando la tierra, el ritmo de la naturaleza y cuidando del entorno.

“Eventos como la Semana Bio sirven para acercar los alimentos ecológicos a la ciudadanía”

¿Qué gana nuestra comunidad cuando consumimos productos ecológicos?
Ganamos tiempo frente a un cambio climático que va a llegar antes de lo esperado, ganamos salud, ganamos riqueza y cultura y ganamos bienestar. Volvemos a la tierra y nos reencontramos con ella, porque parece que en las últimas décadas la habíamos olvidado.

¿Qué papel deben jugar el pequeño y mediano comercio?
El pequeño y mediano comercio, el de barrio como solemos decir, nos ha demostrado durante esta pandemia su importancia. También habíamos dejado de lado el mercado tradicional donde hay que ir a la pescadería y hacer cola y pedir la vez en el frutero, por hacer la compra en una gran superficie donde en menos tiempo realizas la compra entera. Este tipo de comercio es cercano y ofrece la posibilidad de ser un canal de venta para productores ecológicos que muchas veces tienen producciones pequeñas que no tienen cabida en grandes canales de distribución.

¿Qué aportan acciones promocionales como la Semana Bio al consumidor y la ciudadanía?
Es un gran escaparate para acercar los productos ecológicos al consumidor. Cada vez está más clara la relación directa entre los buenos hábitos alimenticios y la salud, y la alimentación ecológica ha dejado de ser una moda para convertirse en un estilo de vida. Aún queda mucho por hacer y falta mucha promoción y difusión. Eventos como la Semana Bio, donde no solo hay oferta de productos ecológicos, sino también actividades gastronómicas y divulgativas, sirven para acercar los alimentos ecológicos a la ciudadanía.

¿Cómo pueden las administraciones ayudar a potenciar el consumo de productos ecológicos? ¿Qué les gustaría hacer más?
Por desgracia, a día de hoy para la ciudadanía consumir productos ecológicos supone un mayor gasto de tiempo y dinero. La administración debe trabajar para aumentar la producción por parte de los profesionales del sector agroalimentario, y para aumentar el consumo de las familias sin que les suponga un esfuerzo añadido. ¿Qué podemos hacer? Por ejemplo, podemos dar prioridad en guarderías y colegios a las empresas de catering que opten por menús ecológicos y aquellos centros que cuenten con cocina propia, que adquieran las materias primas a productores cercanos, preferentemente ecológicos. Tenemos que apoyar la investigación y apostar por sistemas agrarios sostenibles. Y hay que seguir trabajando en el consumidor final. Que no vean los productos ecológicos como algo elitista; tienen que verlos como alimentos saludables y sostenibles, cercanos y beneficiosos.

“Al consumir alimentos ecológicos fomentamos una gastronomía sostenible y generamos riqueza en el entorno”

Según un estudio reciente, por cada euro gastado en alimentación no ecológica, el coste para la sociedad es del doble. ¿Por qué cree que no sube el Estado los tipos impositivos a los productos que, objetivamente, hacen enfermar a la población?

Todos sabemos que las multinacionales tienen en sus manos a la industria agroalimentaria, donde el precio es la prioridad mayor. Habría que preguntarles a los gobiernos, y sobre todo a la OMS, por qué se permiten tratamientos, tanto en la agricultura como en la ganadería, que en la agricultura ecológica no están permitidos. El porqué de sustancias en la industria alimentaria que tampoco se permiten en la elaboración de alimentos ecológicos. Yo creo que ya somos muchos los que nos preguntamos el porqué de consumir alimentos que a la larga pueden resultar indeseables para la salud humana, creando costos adicionales en los sistemas de salud de los países, y en cambio se grava con costes adicionales a la Agricultura Ecológica y no se le da el apoyo suficiente para una mayor expansión.

Autor: Enric Urrutia, Director de Bio Eco Actual

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Bio Eco Actual Noviembre 2020