¿Buscas un bar? Sígueme. Un buen eslogan que vemos de continuo en coches y furgonetas de reparto. Anda moviéndose de aquí para allá por muchos pueblos y ciudades. Es un anuncio publicitario de una conocida marca de refrescos que tiene mucho gancho, diseñado atractivamente para hacer que consumamos bebidas azucaradas.

Consumir bebidas azucaradas
123rf Limited©kzenon

Las bebidas azucaradas están por todos lados. Las podemos encontrar en un bar como dice el anuncio, en un hospital, o a pie de calle, en una tienda de 24 horas. En cualquier sitio las encontramos, son ubicuas. Y su consumo no hace más que aumentar día a día, especialmente entre los más jóvenes. Y como se puede comprobar, su mayor o menor consumo es independiente de los impuestos con que se les graven.

Lo que la publicidad no informa es que consumir bebidas azucaradas implica riesgos. Y es que estos refrescos no son tan sanos como nos hacen creer. Un consumo excesivo puede tener graves y negativas consecuencias para la salud. Aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, sobrepeso y obesidad en la población, especialmente en los niños, de sufrir problemas digestivos, enfermedades cardiovasculares y desarrollar síndrome metabólico. Y no se trata de conjeturas y suposiciones alarmistas, son evidencias clínicas las que así lo manifiestan. Las bebidas azucaradas son extremadamente calóricas. Consumir este tipo de bebidas a diario incrementa la probabilidad de padecer obesidad en adultos en un 37%, y si se trata de niños, el porcentaje de obesidad se dispara a un 60%. Está demostrado que este riesgo aumenta en aquellas personas predispuestas genéticamente a desarrollar obesidad.

Un consumo excesivo puede tener graves y negativas consecuencias para la salud

Las bebidas azucaradas tienen como endulzante sacarosa o fructosa. Estos azucares inhiben la producción de leptina e insulina. La leptina está implicada en el control del peso corporal a través de la regulación del apetito y la termogénesis, mientras que la insulina tiene la misión de regular el azúcar en sangre. La fructosa está siendo estudiada con atención por sus efectos perjudiciales en relación con el sobrepeso y la obesidad, y en los trastornos metabólicos. La fructosa favorece la resistencia a la insulina, promueve la aparición de diabetes tipo 2, la acumulación excesiva de grasa en el hígado, las enfermedades cardiovasculares y el síndrome metabólico. Consumir una lata de refresco azucarado al día aumenta el riesgo de padecer diabetes tipo 2 en un 22%, y no cabe duda, este riesgo aumenta cuanto más joven es el consumidor de estas bebidas.

Autor: Raúl Martínez, Dietista-nutricionista, biólogo

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Bio Eco Actual Agosto 2023