Cada vez más sectores se suman a la lucha por reducir su impacto en el medio ambiente. Entre ellos, el sector de la limpieza industrial se presenta como un área de oportunidad para implementar prácticas más ecológicas y responsables. La adopción de productos de limpieza ecológicos en tiendas, grandes superficies, fábricas, obradores y otros espacios es una alternativa capaz de mitigar los efectos perjudiciales de los productos químicos tradicionales y promover un futuro más limpio y sostenible.

Las Buenas Prácticas de Higiene
Con el objetivo de preservar la seguridad de los alimentos, todos los actores involucrados en la cadena alimentaria tienen la obligación y la responsabilidad de cumplir y mantener las Buenas Prácticas de Higiene. Conocidas como BPH, son todas aquellas medidas y condiciones necesarias para garantizar la inocuidad de los productos a lo largo de toda la cadena alimentaria. Eso implica todos los procesos que se llevan a cabo desde el campo o la producción primaria de los alimentos, hasta que estos llegan al consumidor final: cultivo, transporte, fabricación, empaquetado, almacenamiento, distribución, venta y/o preparación para su consumo.
Las BPH implican, a grandes rasgos, un protocolo de higiene que el personal debe seguir durante su jornada laboral, en el que se destaca el uso de ropa adecuada y elementos de protección cuando se requiera, seguir un sistema de control higiénico-sanitario que incluye la formación continuada del personal, realizar análisis de peligros periódicamente, y utilizar el equipamiento adecuado en todo momento, así como revisar la higiene y la desinfección de las instalaciones y los utensilios utilizados, al mismo tiempo que establecer una secuencia en la realización de las operaciones de limpieza. Es la manera de evitar la contaminación cruzada de los alimentos, preservar la salud del personal, prevenir la proliferación de plagas, mejorar el proceso productivo y, por qué no decirlo, lograr un buen ambiente de trabajo.
Una buena higiene industrial empieza con unas buenas instalaciones y se complementa con los productos adecuados
En este sentido, una buena higiene industrial empieza con unas buenas instalaciones y se complementa con los productos adecuados. Limpiar grandes superficies es todo un reto: se necesita un buen equipo, material de calidad y la aplicación de buenas técnicas. Evidentemente, todo ello dependerá del tipo de superficie a limpiar y a la actividad a la que pertenezca. Así por ejemplo, los espacios en los que se manipulan alimentos están sujetos a normativas específicas y protocolos de higiene más estrictos, sujetos a requisitos legales para mantener los alimentos inocuos de químicos.
El lado oscuro de los productos de limpieza químicos
Durante décadas, los productos de limpieza químicos o convencionales han sido la opción preferida en la industria. Esto se debe a la creencia de que tienen una mayor eficacia en la eliminación de suciedad y bacterias. Sin embargo, esta ‘eficacia’ ha tenido y tiene un costo considerable para el medio ambiente y la salud humana.

Los productos químicos tradicionales, formulados a base de compuestos de síntesis química, se desechan en grandes cantidades y contaminan suelos, aguas subterráneas y cuerpos de agua. Además, contienen sustancias como perfumes, colorantes, sulfatos, amoníaco, sosa cáustica o lejía, que generan dudas de toxicidad y efectos sobre la salud humana. Se calcula que el 90% del impacto ambiental de los productos de limpieza se produce durante su uso, y los más expuestos a sus efectos son los usuarios (OCU). De hecho, investigaciones científicas relacionan la exposición prolongada a algunas de estas sustancias con casos de alteración hormonal y reproductiva, neurotoxicidad, asma, alergias, propensión a bronquitis y migrañas, entre otros efectos sobre la salud.
No obstante, es posible optar por limpiadores que utilicen envases reciclados, sean biodegradables o estén formulados con enzimas naturales para abordar tareas como desengrasar, desinfectar o eliminar manchas difíciles.
Fabricados a base de enzimas naturales, los productos de limpieza ecológicos hacen posible una limpieza eficiente y respetuosa con el entorno
Una alternativa consciente
Adoptar un enfoque sostenible en el proceso de limpieza empieza por emplear productos que sean amigables con el medio ambiente y no generen residuos perjudiciales para la salud. Fabricados a base de enzimas naturales, los productos de limpieza ecológicos hacen posible una limpieza eficiente y respetuosa con el entorno. Muchos de ellos, además, son biodegradables o van acompañados de envases reciclados, marcando la diferencia desde su fabricación hasta su uso. Entre sus ventajas destacan:
- Biodegradabilidad: Se descomponen fácilmente en el medio ambiente, evitando la acumulación de residuos tóxicos y reduciendo la contaminación del suelo y el agua.
- Menor impacto en la salud: Al estar libres de sustancias químicas agresivas, los limpiadores ecológicos no presentan riesgos significativos para la salud de los trabajadores ni de los usuarios.
- Conservación de recursos: Los ingredientes naturales utilizados en estos productos son recursos renovables, lo que ayuda a preservar los recursos naturales para las generaciones futuras.
- Reducción de emisiones: Al no contener compuestos volátiles y químicos nocivos, ayudan a disminuir la emisión de gases contaminantes en el aire.
La certificación otorgada por organismos reconocidos, como ECOCERT o ECOLABEL, garantiza que los productos han sido fabricados bajo estándares ambientales rigurosos. Pues verificar la autenticidad de los productos que se presentan como ecológicos es algo fundamental en el mercado actual.
Un paso más hacia la sostenibilidad
La limpieza industrial y la sostenibilidad van de la mano en la búsqueda de un futuro más responsable y respetuoso con el medio ambiente, ya sea desde pequeñas empresas hasta grandes corporaciones.
Autora: Ariadna Coma, Periodista
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