Más de 500 millones de personas en el mundo, una de cada 10, viven con diabetes, una enfermedad crónica que puede tener consecuencias muy graves y acortar la vida. Según datos de la OMS, en el año 2014 el número de afectados era de 425 millones, mientras que en 1980 había 108 millones de personas con diabetes en todo el mundo. Esto significa que la diabetes está aumentando de forma dramática, por lo que muchos expertos la consideran una auténtica pandemia.

Diabetes
123rf Limited©ratmaner. Medidor de glucosa

España no se queda atrás y tristemente somos el segundo país europeo en porcentaje de adultos con diabetes, según datos de la Sociedad Española de Diabetes. Casi un 15% de las personas adultas en España, o lo que es lo mismo, una de cada siete, padecen diabetes.

¿Qué es la diabetes y por qué se produce?

Cuando comemos, los hidratos de carbono de los alimentos se digieren y transforman en glucosa. Esta glucosa es absorbida y una vez en la sangre, se distribuye por todos los órganos para aportar a las células la energía que necesitan. Para entrar en las células necesitamos la acción de una hormona producida por el páncreas: la insulina.

En la diabetes tipo 2, la forma más frecuente y de la que hablaremos aquí, el páncreas produce suficiente insulina, pero las células no responden a ella, por tanto, la glucosa no puede entrar en las células y se acumula en la sangre, lo que origina problemas en todo el cuerpo. Tener la glucosa (“el azúcar”) alto en la sangre daña al riñón y produce hipertensión e insuficiencia renal. En los ojos produce retinopatía, cataratas y glaucoma, que pueden llevar a la ceguera.

La diabetes eleva el riesgo de sufrir infartos en el corazón y derrames cerebrales. El azúcar alto daña los nervios y las arterias, sobre todo en las piernas, y esto puede dar lugar a heridas que no se curan y que se infectan, y que en algunos casos hacen necesaria la amputación de un dedo, un pie o incluso toda la pierna.

La diabetes: una pandemia prevenible

Aunque mucha gente piensa que la diabetes es una enfermedad que nos puede “tocar” a cualquiera, lo cierto es que hasta en un 90% de los casos se podría evitar. Hasta hace no mucho tiempo solo se veía en mayores de 50 años, pero la edad de aparición no deja de descender y ya hay muchos casos diagnosticados en adolescentes e incluso niños. Esto es así porque la diabetes es la consecuencia directa de nuestro estilo de vida, y en concreto de tres factores: de una mala alimentación, de falta de ejercicio físico, y de tener obesidad o sobrepeso.

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123rfLimited©desperada

Tratamiento convencional de la diabetes

El objetivo de la medicina convencional ha sido “corregir” el defecto que se produce en la diabetes: el exceso de azúcar en sangre. Para ello emplea medicamentos que bajan la glucosa. Esto ayuda a retrasar las complicaciones, pero no cura la enfermedad porque no resuelve el problema que la originó. Si se producen complicaciones se tratarán con más medicamentos (para bajar el colesterol, para bajar la tensión), con amputaciones, con diálisis para la insuficiencia renal o con cirugía del corazón. Los consejos dietéticos que se dan a los pacientes con diabetes son: que coman menos calorías para perder peso y que coman menos hidratos de carbono para tener menos glucosa. De nuevo, esta visión simplista y miope tiene un efecto muy limitado en el curso de esta enfermedad, si es que tiene alguno.

La diabetes se puede curar

A las personas con diabetes se les educa para que aprendan a mantener a raya sus cifras de azúcar en sangre. Se les explica que la diabetes es una enfermedad crónica y que deben aprender a vivir con ella. Muy raramente se informa a un paciente de que si corrige los factores que le llevaron a desarrollar diabetes es muy posible que necesite menos medicación e incluso que pueda dejarla por completo. Si no ha pasado mucho tiempo desde el diagnóstico de diabetes y las células del páncreas no se han dañado del todo, es posible que la curación sea permanente.

Múltiples estudios han mostrado que recuperar un peso saludable aumenta la sensibilidad a la insulina y mejora o revierte la diabetes. Pero cómo alcancemos ese peso también es importante. No se trata de comer menos calorías, se trata de comer alimentos que nutran nuestro cuerpo y nuestro microbiota (las bacterias de nuestro intestino) y ayuden a las células a sanar. Hoy sabemos que las células pierden la sensibilidad a la insulina a consecuencia del estado de inflamación crónica que se producen el cuerpo cuando hay un exceso de grasa y una falta de vitaminas y antioxidantes.

Las dietas mediterráneas tradicionales, las dietas de las zonas azules y las dietas vegetarianas y veganas, que son ricas en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, y frutos secos, son las que mayor poder preventivo y curativo han mostrado frente a la diabetes. No solo favorecen la pérdida de peso, sino que mantienen un microbiota intestinal saludable y disminuyen la inflamación.

Los alimentos animales (ricos en grasas saturadas, proteínas animales y hierro hemo y carentes de antioxidantes), los cereales refinados, el azúcar y las bebidas azucaradas son los principales factores de riesgo relacionados con la diabetes y son los que hay que excluir de la alimentación.

Si te diagnostican diabetes, no te límites a tomar la medicación. Busca un médico y un nutricionista que estén puestos al día y que te guíen en el camino que te lleve a recuperar tu salud.

Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra

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