Hablar de movilidad sostenible hoy, es algo imprescindible a la hora de evaluar y preservar el sistema ambiental del conjunto de nuestro planeta. La movilidad de personas y mercancías en un mundo globalizado, como lo es el nuestro, genera uno de los impactos más potentes en nuestro medio ambiente, es por ello que se hace imprescindible una reflexión sobre la cuestión.

Hay diferentes variables a observar, la generación de residuos a la atmósfera y por lo tanto su contaminación, con consecuencias directas en la vida en el planeta, el efecto invernadero y sus consecuencias, como son las partículas que afectan directamente a las personas en su salud, el calentamiento del planeta y sus consecuencias en el cambio climático, la generación de residuos de los propios medios de transporte y en consecuencia sus dificultades de reciclaje…

Con todo, y antes de entrar en la concreción, hay que decir que el nivel de conciencia general, cada vez es más elevado, por lo menos en los países más desarrollados o en vías emergentes y en consecuencia estamos dando pasos, aunque tímidos, que nos dan un resquicio de esperanza, a pesar de que muchos pensamos que estamos llegando tarde, a pesar de tener ya, desde hace años algunas alternativas que nos hubieran podido ahorrar algunas de las evidencias que hoy estamos sufriendo a nivel global: el cambio climático, la ineficiencia de algunos procesos productivos, la ineficacia de los sistemas de movilidad de las personas, con grandes pérdidas de tiempo para ejecutar las diferentes tareas…
Dada la importancia y complejidad de esta cuestión, y teniendo en cuenta las limitaciones de espacio, me propongo el análisis en diferentes artículos, en los que veremos diferentes aspectos: el transporte público de personas, que haremos entre esta primera entrega y la siguiente, el transporte privado, que veremos en un próximo artículo y, finalmente, el transporte marítimo, tanto de personas como de mercancías, y el sistema global de producción de bienes y servicios.

Cuando nos referimos al transporte de personas, en su vertiente pública, nos referimos al transporte aéreo, los sistemas ferroviarios, el transporte marítimo y el transporte público colectivo por carretera (autobuses, taxis…).

Analizando el transporte aéreo, observamos que en los últimos 30 años, éste ha significado un sistema de modernidad y rapidez, con lo que se ha interconectado el mundo por medio de grandes rutas intercontinentales, continentales y vuelos domésticos, lo que por un lado parece muy interesante, en cuanto a comodidad y capacidad de conexión rápida, entre diferentes puntos… Pero la propia idiosincrasia de este sistema, ha implicado uno de los grados de contaminación más brutales, en cuanto al gasto energético necesario para realizar este servicio, y por otro lado, la consecuente emisión de partículas contaminantes a la atmósfera. Hoy, se está trabajando en la línea de nuevos aviones, con mejores tecnologías, que reduzcan estos niveles de emisiones así como de consumos, al tiempo de hacer más eficientes los aparatos, de tal forma que con menos combustible puedan transportar más cantidad de personas y mercancías. En este sentido, puede haber un punto de optimismo, a pesar de ser éste un transporte donde el ratio por persona transportada respecto a kilómetros hechos, sea de los más contaminantes.

Además de ser un modelo de transporte, que por su velocidad a nivel de trayectos de larga duración, sea difícilmente reemplazable; respecto a las pequeñas y medianas distancias, sí se ha demostrado que las conexiones ferroviarias pueden ser y son una alternativa más sostenible medioambientalmente, incluso más competitivas; tenemos el ejemplo del tren de alta velocidad de Barcelona-Madrid o Paris-Lyon, donde la eficacia y la comodidad del pasajero, ha obtenido de forma considerable cuota de mercado en el transporte aéreo en estos itinerarios, aunque con esto no quiero decir que sea la “panacea”, pero sí una mejora sustancial, siempre en el supuesto de que la energía eléctrica necesaria para este sistema de transporte sea generada con energías renovables. Por otra parte, el sector aeronáutico, sabedor de esta realidad, está en la línea de investigación en I + D con el fin de buscar nuevos combustibles, que puedan permitir el mantenimiento y la sostenibilidad del sistema aéreo mundial; con todo y por el volumen que representa hoy el tráfico aéreo mundial, el reto en la velocidad de implementación de las actuales investigaciones es crucial y urgente, muy urgente.

Monográfico Movilidad Sostenible, por Pep Llop

Autor: Pep Llop, Antropólogo

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