En este tercer artículo de la secuencia en relación a la movilidad sostenible, nos adentraremos en el mundo del uso del transporte marítimo de personas, ya que reservamos el transporte de mercancías por mar, para otro artículo que publicaremos en otras ediciones.

El uso de las vías marítimas para el transporte, es quizás uno de los sistemas de comunicación de medio y largo recorrido más antiguos de la historia de la humanidad.
Sólo hay que pensar en las épocas de la antigüedad griega y romana y su expansión colonizadora de territorios en el ámbito del mediterráneo, donde los barcos fueron una de las herramientas de esa expansión colonizadora. En la época medieval, podemos ver cómo el descubrimiento de nuevos territorios y el traslado de personas se hacía por vías marítimas.

En todo caso y entrando en lo que es ahora de nuestro interés, en cuanto a la situación actual y desde una visión medioambiental y de sostenibilidad, podemos ver cómo este medio de transporte se ha transformado, de un medio que inicialmente dependía de la fuerza de los vientos y la fuerza humana (muchas veces esclavos), a una fuerza nada sostenible, a partir del descubrimiento de las turbinas de vapor y posteriormente de los grandes motores de fuel oil, que nos han llevado hasta el día de hoy.

Hoy, y dada la competencia de otros medios de transporte colectivo como son los aéreos, las líneas de transporte de personas por vía marítima se han transformado fundamentalmente en transporte turístico, con la llegada de cruceros, cada vez más en boga, y con barcos más grandes, con capacidad para transportar cantidades ingentes de personas por zonas turísticas del mundo. También hay zonas donde las líneas regulares de transporte de personas vía marítima son importantes, para trasladar personas y sus automóviles en islas determinadas y también para cruzar bahías que de otra forma implicarían grandes gastos de combustible, hechas con otros medios.

Con todo, podemos decir que estos medios de transporte de grandes capacidades pueden ser de alto impacto medioambiental para los mares y océanos donde circulan pero, al mismo tiempo, el impacto cada día es mayor por la cantidad de estos grandes buques, aunque al mismo tiempo, las normativas internacionales de transporte marítimo y los avances tecnológicos hacen que proporcionalmente, los impactos medioambientales puedan ser cada vez más respetuosos con el medio.

Otro elemento es el que tiene que ver con el uso del mar como zona de recreo, con embarcaciones ligeras que, por su cantidad, también representan un factor que durante muchos años ha sido muy, muy contaminante para las aguas costeras. Con todo, y queriendo ser optimista, creo que el nivel de concienciación, las legislaciones y la sensibilización de los usuarios de este tipo de embarcaciones, (cada vez podemos observar un uso más racionalizado y avanzado tecnológicamente), hace que podamos ser optimistas en su uso, incluyendo las embarcaciones a vela, sistemas de generación de energía eléctrica para el uso de barcos a partir de la energía eólica, y las placas fotovoltaicas.

Así pues, podemos concluir que el transporte marítimo en general (hablaremos en otros artículos del impacto del transporte de mercancías), ha sido en los dos últimos siglos un sistema eficiente pero, a la vez, muy degradante para el medio marítimo y sus ecosistemas naturales. El punto al que hemos llegado, si pensamos en el conjunto de sistemas de movilidad marítima, es el abuso que estos sistemas de transporte han hecho de la aparente inmensidad del mar y de sus capacidades de regeneración, lo que hace que hoy tengamos necesariamente que repensar el sistema, y ​​aplicar en este modelo de transporte, que puede ser eficiente y útil, un sistema más evolucionado tecnológicamente, que permita la compatibilidad de usos y el respeto por los ecosistemas marítimos.

Monográfico Movilidad Sostenible, por Pep Llop

Autor: Pep Llop, Antropólogo

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