Los enfermos de Covid-19 con deficiencia de vitamina D tienen muchas más probabilidades de tener resultados clínicos severos: el riesgo de ingresar en la UCI es 20 veces mayor. Se están realizando pruebas tanto en Europa como en América del Norte para evaluar si la vitamina D podría emplearse para tratar o prevenir la enfermedad, tal y como recoge Natural Products Global esta semana.
La vitamina D o calciferol, conocida como vitamina antirraquítica, es un heterolípido del grupo de los esteroides. La produce el cuerpo como respuesta a la exposición a los rayos del sol. Aunque no es la única fuente de aporte de la vitamina, ya que la podemos obtener de los alimentos que tomamos, animales o vegetales, o de suplementos vitamínicos.
Su déficit se relaciona con muchísimas enfermedades, algunas muy graves: óseas, ataques al corazón o infartos, diabetes tipo 1 y 2, artritis reumatoide, fibromialgia y muchos tipos de cáncer. Ahora también con la Covid-19.
Dos estudios realizados por investigadores en Irlanda llamaron la atención internacional al destacar el papel potencial de la vitamina D en la preparación de las defensas del cuerpo contra la Covid-19. Los investigadores irlandeses describieron la vitamina D “como un potente micronutriente que modifica el sistema inmune” y sugirieron que, en niveles suficientes, podría desempeñar un papel importante en la protección de adultos vulnerables, particularmente aquellos que son obesos y aquellos con pre condiciones pulmonares existentes: ambos grupos entre los que se sabe son más susceptibles a las complicaciones de COVID-19.
Los hallazgos en Europa y América del Norte de que los grupos étnicos minoritarios negros y asiáticos se ven desproporcionadamente afectados por COVID-19, y es más probable que mueran, plantearon más preguntas sobre el papel de la vitamina D. Si bien es probable que los factores socioeconómicos contribuyan a esto, existe una creciente preocupación de que la absorción deficiente de vitamina D de la luz solar en personas con piel más oscura pueda estar jugando un papel importante. Asimismo, los grupos de ancianos pueden ser más susceptibles a las complicaciones graves de COVID-19 debido al mal estado de la vitamina D.
Tanto Italia como España han experimentado altas tasas de mortalidad por Covid-19, y en ambos países hay niveles medios de vitamina D más bajos que la mayoría de los países del norte de Europa. Esto se debe en parte a que las personas del sur de Europa, en particular los ancianos, evitan el sol fuerte, mientras que la pigmentación de la piel también reduce la síntesis natural de vitamina D. La suplementación con vitamina D es baja en el sur de Europa, en cambio, en los países nórdicos es algo común e incluso obligatorio.
A finales de abril, un grupo de 25 investigadores internacionales firmaron una carta en la revista BMJ, British Medical Journal, sobre este tema, escrita por el experto estadounidense Robert A Brown, presidente de la Sociedad McCarrison. Brown, quien, en un artículo de principios de este año, “planteó la hipótesis de que la deficiencia de vitamina D puede comprometer significativamente la función de respuesta inmune respiratoria, lo que aumenta en gran medida el riesgo de hospitalización, gravedad y mortalidad de COVID-19″, pide que se lleven a cabo nuevas investigaciones urgentes en el estado de vitamina D y los resultados COVID-19.
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Leer Bio Eco Actual Mayo 2020
Ya he oído y leído antes la importancia y relación de la vitamina D y el sistema inmunológico. La pregunta del millón es: ¿Quién nos devuelve , yo incluida, estos meses de confinamiento, sin hacer movimiento y sin darnos el sol?
Creo y esperaba que al final de este texto pudiera encontrar esta rítica por vuestra parte, pero no ha sido así.
Os puedo asegurar que alrededor de donde vivo me he encontrado con casos en extremo penosos, de gente mayor que ha enfermado por estas razones.
Ah, por eso el confinamiento, claro. Ayudando